GALICIA

El histórico narco Oubiña pierde la demanda de 1,5 millones de euros contra la serie ‘Fariña’

Pedía una indemnización millonaria por "dar una imagen falsa de su persona y ridiculizarlo" en la serie

Laureano Oubiña
El narco Laureano Oubiña con sus memorias 'Toda la verdad'.
Ángel Moya

El histórico narco Laureano Oubiña pierde la demanda al honor contra la serie Fariña. Oubiña exigía a la serie una indemnización de 1,5 millones de euros «por dar una imagen falsa de su persona y ridiculizarlo». Según el juez «un espectador medio no espera que una serie de ficción refleje al 100% la realidad de los hechos, ya que para eso existen otro tipo de producciones, como los documentales, con un mayor estándar de rigor en ese sentido».

En su sentencia, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Vilagarcía de Arousa, desestimada de pleno la demanda de Oubiña por una supuesta vulneración del derecho al honor contra Atresmedia, Bambú y Netflix International. El juez absuelve a los codemandados de todas las peticiones interpuestas en su contra, con imposición expresa de las costas del proceso al demandante.

La sentencia explica que la serie Fariña realiza una «construcción narrativa a partir del panorama del narcotráfico en Galicia, particularmente en los años ochenta y principios de los noventa del siglo XX, abordando cómo la visión de la opinión pública ha ido variando hasta comprender la gravedad del problema en todos los niveles de la sociedad, particularmente en el desarrollo de las generaciones más jóvenes».

Según el juez, «no estamos ante un trabajo puramente periodístico que intenta dejar constancia de hechos veraces, sino ante una producción audiovisual que pretende ser una elaboración artística para dotar a la trama de una coherencia interna y así fomentar el interés en el espectador». Para el juez.

Las escenas sexuales no eran veraces

Sostiene la sentencia que «al ser un ejercicio del derecho a la producción y creación artística, la serie puede desviarse de la realidad de los hechos, siendo en ocasiones necesaria para articular una narrativa coherente, sin que ello implique la vulneración de ningún derecho fundamental de lo alegado por el demandante”.

La producción en su conjunto y las escenas analizadas en particular, «Responden a necesidades de la trama, o conectan con hechos reales y de conocimiento público, muchos de los cuales han sido expuestos por el propio demandante, en entrevistas en medios, libros e incluso en su propio documental Desmontando Fariña.

Oubiña se quejaba en su demanda, en concreto, de las escenas de sexo con Esther Lago que incluye la serie, o las que le relacionan con el tráfico de cocaína (Oubiña fue condenado por tráfico de hachís).

Sin embargo, el juez responde que el narco ya tuvo la oportunidad de explicarse públicamente y con mayor precisión en su documental.

La circunstancia de que algunas escenas sean modificadas en la serie, explica el juez, sin que en ninguno de los casos pueda hablarse de una «alteración desproporcionada de la realidad», constituye «un ámbito protegido por el derecho fundamental de producción y creación artística, lo cual no implica una intrusión ilegítima en los derechos fundamentales del demandante”.

En conclusión, dice la sentencia, «no se puede afirmar que la serie menoscabe la consideración social del demandante como figura pública, por lo que no se entiende que se haya producido vulneración de su derecho al honor». Ni de su propia imagen, ni de su intimidad personal y familiar por las razones antes expuestas.»

Por todo ello, para el juez procede desestimar la pretensión del demandante consistente en declarar la vulneración de tales derechos fundamentales. La sentencia no es firme y se puede recurrir ante la Audiencia Provincial de Pontevedra.

«Una víctima del sistema judicial»

Oubiña ha sido objeto de seis condenas a lo largo de su vida. Dos de ellas lo fueron por  delitos fiscales derivados de la Operación Nécora. También fue condenado en tres ocasiones por  tráfico de hachís y una más por blanqueo.

Ha pasado más de 28 años en la cárcel y a pesar de ello, en sus apariciones en los medios de comunicación siempre intenta recalcar dos ideas principales: que él «sólo» traficó con hachís y tabaco y no con cocaína, y que es «una víctima del sistema judicial».

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