El vapeo juvenil alarma a las familias: 9 de cada 10 padres se declaran preocupados

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El vapeo se ha colado en la vida de muchos adolescentes españoles y, con ello, también en la preocupación diaria de sus familias. Lo que hace apenas unos años parecía una moda pasajera, hoy se ha consolidado como un hábito presente en institutos, parques y espacios de ocio. Según una encuesta realizada por la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), el 90% de las familias temen que sus hijos vapeen y piden que limiten puntos de venta para protegerlos.

La inquietud no es exagerada. Cada vez más jóvenes reconocen haber probado o consumir cigarrillos electrónicos. Y aunque se suele pensar que son menos dañinos que el tabaco tradicional, lo cierto es que contienen nicotina y otras sustancias que pueden generar dependencia y efectos nocivos en un organismo aún en desarrollo.

El debate: prohibir o regular

En los últimos meses, las instituciones han puesto sobre la mesa nuevas medidas para restringir el consumo de vapeadores. Entre ellas, endurecer las prohibiciones en terrazas, espacios al aire libre o incluso limitar la publicidad. Sin embargo, desde diferentes asociaciones advierten que el camino no puede ser únicamente el prohibicionismo.

Como recordaba Arturo Ribes, presidente de la UPEV, “En el fondo es una cuestión de sentido común: nadie quiere que los menores vapeen. Lo que no sirven son las medidas prohibicionistas, porque no van a solucionar el problema. Hay que regular la venta del producto para minimizar su acceso a los menores”.

Su reflexión conecta con lo que muchas familias piden: medidas concretas que eviten que los adolescentes accedan con facilidad a estos dispositivos. No se trata de cerrar los ojos a una realidad que ya existe, sino de dotar a la sociedad de herramientas eficaces para gestionarla.

La voz de las familias

La preocupación de los padres no es solo por la salud de sus hijos, también por la falta de control en la venta de estos dispositivos. Son muchos los que denuncian que los menores pueden comprarlos sin grandes dificultades en diversos establecimientos, como gasolineras, bazares o tiendas de conveniencia, o a través de internet.

En este contexto, las familias reclaman controles más rigurosos: verificación estricta de edad, limitación de puntos de venta y sanciones efectivas para quienes incumplan la normativa. Reclaman también campañas de información que expliquen de manera sencilla y cercana los riesgos del vapeo en menores.

Educación, la clave

Más allá de leyes y prohibiciones, la prevención pasa inevitablemente por la educación. Hablar con los adolescentes, explicarles los riesgos reales y desmontar la falsa idea de que vapear es inofensivo se convierte en una herramienta esencial. Los expertos insisten en que es mucho más eficaz implicar a los jóvenes en la toma de conciencia que imponerles normas que perciban como arbitrarias.

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