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La razón por la que Montoya está perdiendo miles de euros al día: no hay vuelta atrás

Montoya saltó a la fama a raíz de su participación en 'La isla de las tentaciones'

El influencer ha concursado en 'Supervivientes' y ahora quiere tomarse un descanso

Montoya está en boca de todos a raíz de su controvertida relación con Anita Williams

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Montoya después de 'Supervivientes'. (Foto: Gtres)

El impresionante ascenso de Montoya en el mundo del entretenimiento parece haberse estancado en seco. Lo que hasta hace unas semanas era una carrera imparable alimentada por la televisión y las redes sociales, se ha convertido en una espiral descendente donde el sevillano está perdiendo visibilidad y muchos ingresos.

Montoya alcanzó el estrellato televisivo gracias a su participación en La isla de las tentaciones, donde su carácter, sus gestos exagerados y sus reacciones inesperadas lo convirtieron en una fuente inagotable de memes. Aquella explosión de fama se tradujo inmediatamente en números: sus seguidores en Instagram comenzaron a multiplicarse, sus publicaciones se llenaron de comentarios y marcas de todo tipo empezaron a contactar con él para promocionar productos. En cuestión de semanas, su cuenta se consolidó como un espacio rentable, con más de 700.000 seguidores y un ritmo de crecimiento constante.

La estrategia parecía clara: aprovechar ese tirón y seguir alimentando su imagen pública con nuevos proyectos en televisión. Así llegó su fichaje por Supervivientes, donde compartió protagonismo con Anita Williams. La pareja se convirtió en la favorita del público durante el reality, demostrando una química conflictiva y adictiva. Su paso por Honduras los consolidó como una de las parejas más polémicas del momento, lo que garantizaba un futuro mediático brillante. Sin embargo, ese futuro se ha visto truncado por una decisión inesperada: Montoya ha decidido alejarse temporalmente de los focos.

Montoya está perdiendo dinero

Este descanso, que él mismo ha justificado como una necesidad para desconectar del ruido mediático, está teniendo consecuencias evidentes. Al no generar contenido ni participar en nuevos proyectos televisivos, las colaboraciones publicitarias se han reducido drásticamente. Las campañas se han congelado, las cifras han empezado a caer y los seguidores en redes han dejado de crecer. Para alguien que basa su rentabilidad en la visibilidad, esta pausa supone una pérdida diaria que no se puede ignorar.

A esta desconexión voluntaria se suma el conflicto con Anita, que ha ido intensificándose desde el final de Supervivientes. Si bien durante el concurso intentaron mantener una relación cordial, incluso recuperando parte de la complicidad que habían tenido, la realidad fuera del plató ha sido muy distinta. Tras la emisión del debate final, todo saltó por los aires.

El problema de Montoya con su ex

En uno de los episodios más comentados de la crisis, Anita Williams decidió contar públicamente que mantuvieron relaciones íntimas durante los primeros días del programa, algo que, según ella, no habría revelado nunca si no se hubiese sentido atacada por Montoya. Una confesión que causó un gran revuelo en redes sociales y que reabrió un debate sobre los límites de la privacidad en la televisión. Aunque ella se justificó asegurando que solo hablaba ahora porque él la había provocado, la reacción del sevillano no fue nada positiva.

Montoya y Anita en la gala final de 'Supervivientes 2025'. (Mediaset)
Montoya y Anita en la gala final de ‘Supervivientes 2025’. (Mediaset)

Este tipo de escándalos, que en ocasiones pueden alimentar la fama de los concursantes de realities, no le está beneficiando a Montoya. Al contrario, su imagen se ha ido desgastando con cada nueva confrontación pública. La polarización entre los fans ha dividido a su audiencia y su cuenta de Instagram, que antes era un hervidero de apoyo, ahora acumula comentarios críticos y ha comenzado a registrar un descenso sostenido en seguidores. En el mundo de los influencers, eso equivale a menos marcas interesadas, menos contratos y menos dinero.

La rentabilidad de Montoya como personaje televisivo y como figura digital dependía casi exclusivamente de su presencia constante. Su éxito no se basa en una carrera musical consolidada, ni en un negocio propio, sino en su capacidad para mantener el interés del público.

Todo ha cambiado para el influencer

El parón está perjudicando al reinado mediático de Montoya. En un sector donde una sola publicación puede alcanzar cifras de cuatro ceros, dejar de publicar implica dejar de ingresar. Y si a eso se le añade la caída en el número de seguidores y el desgaste de su imagen, el impacto es todavía mayor. Montoya está viendo cómo, día tras día, las oportunidades de negocio disminuyen. Ya no recibe las mismas ofertas, las marcas dudan y los fans empiezan a buscar nuevos ídolos.

Este desgaste se agrava por la falta de un plan alternativo. Mientras otros concursantes aprovechan su popularidad para diversificar su carrera, ya sea abriendo una marca, lanzando una línea de ropa o iniciando un canal de YouTube con contenido propio, Montoya no ha hecho público ningún proyecto de ese tipo. Su exposición ha estado centrada en lo puramente mediático y ahora, al apartarse de ese circuito, se encuentra sin un respaldo económico claro.

En este contexto, el sevillano se enfrenta a una encrucijada: o retoma cuanto antes su actividad pública con una estrategia sólida, o corre el riesgo de convertirse en una figura efímera más, de esas que brillan intensamente durante unos meses y luego desaparecen sin dejar rastro.

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