Giro radical en la vida de Borja González tras ganar ‘Supervivientes 2025’: «Se me ha ido de las manos»
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Borja González ha mostrado el cambio físico que ha experimentado su cuerpo
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No ha pasado tanto tiempo desde que Borja González se convirtió en el ganador indiscutible de Supervivientes 2025, pero su vida parece haber cambiado de forma más profunda de lo que muchos esperaban. Lo que parecía ser un triunfo rotundo en televisión, lleno de emociones, recompensas y nuevas oportunidades, ha dado paso a una etapa marcada por el descontrol físico, los altibajos emocionales y una lucha interna por recuperar el equilibrio. El ex concursante ha contado en sus redes sociales que su cuerpo y su rutina no han vuelto a ser los mismos desde que abandonó los Cayos Cochinos. Su relato, lejos de enmarcarse en el tono épico habitual de los ganadores de reality, expone una realidad mucho más cruda: la dificultad de volver a la normalidad tras meses de privación. «Se me ha ido de las manos», ha reconocido.
A lo largo de las ediciones del programa, los efectos que deja la supervivencia extrema han sido evidentes en muchos concursantes, pero el testimonio de Borja ha sorprendido por la sinceridad con la que ha abordado las secuelas. Lejos de presumir de físico o de hablar solo de medallas, ha compartido con detalle cómo ha sido su adaptación tras volver a España. En su caso, el famoso efecto rebote le ha traído unas consecuencias rotundas. Es un giro radical.
Las explicaciones del ganador
Borja ha explicado a sus seguidores que antes de partir rumbo a Honduras su peso rondaba los 80 kilos. Tras semanas de hambre, desgaste físico y escasas horas de sueño, regresó a casa con 13 kilos menos. Sin embargo, el verdadero problema empezó al volver a la rutina, cuando su cuerpo, descompensado por el esfuerzo, le exigía más comida de la que podía controlar.
Desde entonces, ha sido él mismo quien ha querido tomar el control de la situación y compartir con sus seguidores los altibajos que ha atravesado. Reconoce que tras el programa vivió la «mayor ansiedad por comer» que ha sentido nunca. La necesidad de alimentarse se convirtió en algo compulsivo, llegando a experimentar hambre cada hora del día. Ese impulso incontrolable le llevó a recuperar todo el peso perdido e incluso a ganar más del previsto. Aunque no ha ocultado su sorpresa por este cambio, tampoco ha mostrado preocupación excesiva. Lo ha asumido con deportividad, tomándolo como un nuevo reto personal al que ya se está enfrentando.
Borja González se pone en forma
Borja González ha decidido retomar sus entrenamientos tras un largo parón de cuatro meses y medio sin pisar el gimnasio. Aunque ese tiempo de inactividad se ha traducido en un aumento de 17 kilos, ha recalcado que su estado actual no le define. Consciente del impacto visual que puede generar, ha enseñado su físico actual sin filtros ni vergüenza. Esta actitud transparente ha sido muy bien recibida por quienes le siguen desde sus inicios, pues han valorado su capacidad de mostrarse sin artificios en un entorno, el de las redes sociales, donde suele reinar la apariencia.
Lo cierto es que no es la primera vez que un ganador de Supervivientes sufre este tipo de consecuencias. A lo largo de los años, varios rostros conocidos han compartido experiencias similares. Desde cambios bruscos de peso hasta trastornos digestivos o problemas de sueño, la lista de secuelas es larga. Mario González, Kiko Jiménez, Sofía Suescun o Rubén Torres pasaron por lo mismo. En algunos casos, la recuperación ha requerido la ayuda de nutricionistas, entrenadores personales e incluso psicólogos. Borja, sin embargo, ha preferido enfrentarlo a su manera: con determinación, constancia y sentido del humor.
El problema de Borja González
El influencer, además, ha demostrado tener un vínculo estrecho con su comunidad digital. Cada publicación, cada historia o vídeo que comparte sobre su progreso, está pensada para que sus seguidores se sientan parte de su evolución. En un tono cercano y sin dramatismos, va narrando cómo se ha sentido desde que volvió a casa, cómo ha gestionado su ansiedad y cuáles son sus objetivos a corto plazo. Si bien admite que el problema «se le ha ido de las manos», también insiste en que ya está trabajando para volver a encontrarse bien consigo mismo.
El cambio físico, aunque llamativo, es solo una parte de lo que ha supuesto este giro en su vida. Ganar Supervivientes le ha abierto nuevas puertas profesionales, pero también le ha obligado a replantearse rutinas y prioridades. Su paso por el reality no ha sido solo una aventura televisiva: ha tenido un impacto real en su cuerpo y en su día a día.
Ahora que ha vuelto al gimnasio, que ha retomado sus hábitos saludables y que ha verbalizado cómo se ha sentido, todo indica que está preparado para enfrentarse a esta nueva etapa. No es una cuestión de imagen: es un proceso de recuperación integral que comienza con la aceptación. Y en eso, Borja González parece haber dado el primer paso con claridad.