Relacionan por primera vez la vaginosis bacteriana con la pérdida del embarazo o el parto prematuro
La vaginosis bacteriana es una afección frecuente en la que el microbioma natural de la vagina se desequilibra
"Incluso cuando la vaginosis bacteriana se identifica y se trata con antibióticos, en la mayoría de las personas se producen recidivas en el plazo de un año"
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Investigadores de la Universidad de California (Estados Unidos) han descubierto que en la vaginosis bacteriana, una afección frecuente en la que el microbioma natural de la vagina se desequilibra, ciertas especies bacterianas desmantelan las moléculas protectoras de la superficie de las células que recubren la vagina, desregulando procesos clave que median en la renovación celular, la muerte y la respuesta a las bacterias circundantes, lo que puede ayudar a explicar por qué la vaginosis bacteriana se asocia con muchos resultados adversos para la salud sexual y reproductiva, un misterio de larga data en ginecología, según publican en la revista Science Translational Medicine.
La vaginosis bacteriana es una afección frecuente en la que el microbioma natural de la vagina se desequilibra, lo que a veces provoca complicaciones en la salud sexual y reproductiva, pero hasta ahora no se sabía exactamente cómo estas poblaciones bacterianas alteraban la salud vaginal.
«El equilibrio de las bacterias en la vagina desempeña un papel clave en la salud de una persona -señala el coautor Warren G. Lewis, profesor asistente en el Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias de la Reproducción de la Facultad de Medicina de la UC San Diego-. Se sabe que la vaginosis bacteriana está relacionada con la pérdida del embarazo, el parto prematuro, las infecciones posquirúrgicas, la enfermedad inflamatoria pélvica y las infecciones de transmisión sexual».
La vaginosis bacteriana es una de las afecciones vaginales más comunes entre las mujeres en edad reproductiva. Aunque se asocia a un mayor riesgo de muchas complicaciones de salud, no siempre provoca síntomas perceptibles por sí sola. «Incluso cuando la vaginosis bacteriana se identifica y se trata con antibióticos, en la mayoría de las personas se producen recidivas en el plazo de un año», afirma Lewis.
Para entender cómo afectan estas bacterias a la salud vaginal, los investigadores estudiaron las células epiteliales que recubren la vagina. Dado que la superficie de las células epiteliales entra en contacto con bacterias y otros microbios, está densamente recubierta de cadenas de azúcar, denominadas glicanos. Los glicanos desempeñan funciones clave en la biología celular y las enfermedades, como la protección frente a la invasión microbiana y la ayuda a que las células se adhieran entre sí. Sin embargo, los glicanos también pueden ser una fuente de alimento para las bacterias.
«Sabíamos que las especies bacterianas implicadas en la vaginosis bacteriana pueden alimentarse de los glicanos del moco secretado. El estudio actual nos ha permitido observar directamente lo que esas bacterias hacen en el paisaje de la superficie epitelial vaginal a nivel bioquímico y microscópico», indica la coautora Amanda Lewis, doctora y profesora del Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias de la Reproducción de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego.
Células epiteliales
Los investigadores obtuvieron células epiteliales derivadas de muestras vaginales humanas y las utilizaron para explorar la dinámica de los glicanos. Mediante una combinación de técnicas bioquímicas y de microscopía, descubrieron que en la vaginosis bacteriana las bacterias liberan unas enzimas denominadas sialidasas que desmantelan parcialmente las moléculas de glicano protectoras de la superficie de las células epiteliales. Los investigadores también fueron capaces de inducir un estado similar al de la vaginosis bacteriana en células epiteliales «normales» tratándolas directamente con enzimas sialidasas producidas en el laboratorio.
«El hecho de que hayamos sido capaces de reproducir algunos de los efectos de la vaginosis bacteriana sugiere que podríamos estar en el buen camino para encontrar un origen celular común a las diversas complicaciones asociadas a esta enfermedad -apunta Amanda Lewis-. Estudiar la superficie de las células epiteliales vaginales con este nivel de detalle bioquímico podría facilitar el diagnóstico de la vaginosis bacteriana».
Los autores sugieren que las diferencias en los patrones de glicosilación también podrían ayudar a identificar subgrupos de personas con esta afección que podrían correr el mayor riesgo de sufrir consecuencias negativas para la salud, incluida la recurrencia.
«Ahora tenemos un plano de los glicanos presentes en las células epiteliales de la vagina, y hemos demostrado que estos glicanos son moldeados por las bacterias que viven allí -añade Warren Lewis-. Sin embargo, hará falta más trabajo para comprender plenamente las funciones de los glicanos en el epitelio vaginal y cómo la vaginosis bacteriana afecta a esas funciones».
Mientras continúan las investigaciones sobre los mecanismos de la vaginosis bacteriana, los médicos instan a las mujeres a familiarizarse con los síntomas de la vaginosis bacteriana y evitar las duchas vaginales o el uso de productos perfumados, que podrían provocar más desequilibrios microbianos.
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