¿Por qué no hay suficientes test de detección del coronavirus?

El mundo entero asiste a una de las peores pandemias de las últimas décadas y lo hace con la mirada puesta a una falta de recursos más que evidente. En un mundo globalizado en el que no falta de nada, hay escasez de algunos productos que serían determinantes para poder analizar y parar al Covid-19. Los datos actuales no se ajustan a la realidad, hay muchas personas a las que no se realiza ninguna prueba. De hecho, cualquier fallecido de una enfermedad respiratoria puede ser consecuencia del coronavirus como se ha visto. Desde febrero ya estaba instalado el virus en nuestro país, aunque nadie lo sabía.

La escasez de test de detección del coronavirus complica la situación

El Corea del Sur se ha instaurado un sistema de detección rápido que permite hacer hasta 250.000 pruebas. Una manera de saber perfectamente a qué se enfrentan para poder tomar las medidas necesarias. Con los ojos abiertos ante la realidad, este país asiático se ha convertido en el ejemplo mundial a la hora de cazar al coronavirus.

Según los especialistas: “La ralentización de los sistemas sanitarios para detectar a pacientes infectados paralizó la visibilidad de la propagación del coronavirus y redujo las posibilidades para contener el virus». Un problema que se está viendo en primera persona, en países como Italia o España. La gran demanda mundial de estos test ha hecho que estén muy cotizados, pero después de unos momentos de incerteza el mundo se ha puesto manos a la obra.

Italia hará estos test en casa del afectado. De esta manera se evitará que se pueda contagiar a pacientes de riesgo. En la sala de espera de un hospital o de un centro médico la persona infectada podría propagar el virus sin saberlo. Estados Unidos los realiza en lugares públicos, controles para detectar la presencia del virus en supermercados o calles. El mismo sistema que usará Francia para poder contener mejor las zonas más afectadas. La gran lección que ha dado el Covid-19 al mundo es un baño de realidad sin precedentes. Un sistema sanitario sin datos reales difícilmente podrá hacer frente a una de las pandemias más agresivas de la historia.