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El INSS confirma el peor palo a los jubilados: adiós oficial a la paga extra de las pensiones

paga extra pensiones
Blanca Espada

Durante años, los pensionistas en España han contado con dos momentos clave en su calendario: junio y noviembre. Esos meses marcaban la llegada de las paga extra de las pensiones, que se convirtió en un pequeño salvavidas económico con el que muchos jubilados planificaban sus vacaciones, asumían gastos inesperados o simplemente contaban con algo más de holgura económica. Sin embargo, este 2025 trae consigo un cambio importante: el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) ha confirmado que un amplio grupo de pensionistas dejará de recibir estas pagas extra.

El cambio consiste en una reestructuración del sistema de pagos. A partir de ahora, determinadas pensiones contributivas se abonarán en 12 mensualidades, en lugar de las 14 habituales. Es decir, las paga extra de las pensiones que se cobraba en verano y Navidad, desaparecerán como tal, y su importe se prorrateará a lo largo del año. Aunque en términos globales los ingresos anuales serán los mismos, la desaparición del ingreso puntual extra llega en un contexto en el que la inflación y el encarecimiento de la vida ya están haciendo mella en el bolsillo de muchas personas mayores.

Desde el Gobierno y la Seguridad Social se insiste en que no se trata de un recorte, sino de una medida de organización presupuestaria. Pero para los afectados, la noticia no deja de suponer un giro que puede complicar aún más la planificación económica del día a día. De este modo, muchos pensionistas verán cómo, sin previo aviso real, su calendario financiero se altera de forma notable, justo en una etapa de la vida en la que la estabilidad y la previsión son más necesarias que nunca.

El INSS confirma el adiós oficial a la paga extra de las pensiones

Este cambio no afectará a todos los jubilados, al menos de momento. Las nuevas condiciones se aplicarán específicamente a quienes perciban pensiones contributivas derivadas de accidentes laborales o enfermedades profesionales. Dentro de este grupo se encuentran las pensiones por incapacidad permanente, así como muchas de las de viudedad, orfandad y a favor de familiares, siempre que tengan su origen en un siniestro laboral o dolencia profesional.

Estos beneficiarios ya venían recibiendo sus pensiones en 12 mensualidades, aunque no todos eran conscientes de ello. Lo que cambia ahora es que el sistema se amplía a más personas dentro de este colectivo. La paga extraordinaria no desaparece realmente, pero sí su formato tradicional: ya no llegará como un ingreso adicional en junio o noviembre, sino que se incorporará mes a mes a la pensión ordinaria. Esto, para muchos, supone perder un colchón económico en dos momentos clave del año.

En la práctica, esto exige a los jubilados que ya estaban acostumbrados a esas dos pagas extra, a una mayor planificación y una disciplina financiera que no todos pueden o saben llevar. Y en muchos casos, esa paga extra no se ahorraba, sino que se destinaba directamente a cubrir gastos inevitables que se concentran precisamente en esos meses.

La explicación de la Seguridad Social

La Seguridad Social justifica este cambio sobre la paga extra de las pensiones,  como parte de una reorganización que busca mejorar la eficiencia y la equidad del sistema. Según sus responsables, la medida no responde a un intento de recorte, sino a una adaptación del modelo de cobro que ya funcionaba con ciertos colectivos. El objetivo, aseguran, es lograr una mayor uniformidad entre los diferentes tipos de pensiones.

No obstante, esta explicación no ha convencido del todo a muchos pensionistas ni a algunas asociaciones del sector. Para ellos, el problema no es la cantidad total recibida, sino el modo en que se entrega. La desaparición de las pagas extraordinarias puede parecer un matiz técnico desde el punto de vista administrativo, pero en la vida cotidiana de miles de personas supone un reajuste incómodo e incluso en algunos casos, preocupante. De ahí que la medida haya sido recibida como un palo inesperado por parte de quienes esperaban, como cada año, su extra para cuadrar cuentas o de hecho, para pagar las vacaciones y luego para hacer frente a los gastos navideños.

Esta modificación llega además en un momento especialmente delicado para el sistema de pensiones en España. La jubilación progresiva de la generación del baby boom, la baja natalidad, la elevada esperanza de vida y los desequilibrios en el mercado laboral (especialmente entre los más jóvenes) están tensando la sostenibilidad de un modelo que, según los expertos, necesita reformas de calado para sobrevivir a medio y largo plazo.

El debate sobre el futuro de las pensiones está más vivo que nunca. Algunos defienden ampliar la edad de jubilación, otros abogan por incentivar planes privados de ahorro, y hay quienes proponen revisar el sistema de cotizaciones. En medio de este ruido, decisiones como la supresión de las pagas extra, aunque se presenten como ajustes administrativos, acaban generando una sensación de desprotección entre los jubilados actuales.

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