II Jornadas OKSALUD

Federico Plaza: «Estamos ante una revolución terapéutica comparable al desarrollo de los antibióticos»

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En el marco de la II Jornadas OKSALUD Federico Plaza, director de Corporate Affairs de Roche Farma España, ha hablado sobre la consolidación de un nuevo modelo de la industria farmacéutica y la medicina personalizada. La transformación de la compañía en la que trabaja Federico Plaza ha dado el salto del modelo teórico a iniciativas concretas desde su presencia en la primera edición de la Jornada OKSALUD. Como él mismo contaba «nos estamos transformando para responder a las necesidades del sistema sanitario». En un contexto de auténtica revolución terapéutica que comparaba con el desarrollo de los antibióticos y las vacunas, el proceso ha dado pasos de gigante, aunque reconocía que “queda un largo camino por recorrer».

En ese camino -reflexionaba- las grandes compañías tienen que dejar a un lado el rígido modelo del pasado e implicar a todas las personas con las que trabajan. El primer ejemplo práctico que ofrecía es la antigua «visita médica», de la cual decía que «ya no tiene sentido». En lugar de ello, Roche se ha dotado de personal con una capacitación diferente, para una interacción diferente con los profesionales sanitarios. El nuevo modelo es una colaboración establecida sobre una red científica. En esa red no hay incentivos por ventas, sino evaluación de la calidad de sus interacciones medida en la calidad de los proyectos que construyen junto a los profesionales en beneficio de los pacientes.

«De hecho, el estándar de negocio ya no se mide en unidades vendidas sino en resultados en salud. Es complejo medirlo y establecer con las autoridades los mecanismos adecuados para hacerlo, pero también es el mejor modo de actuar en un contexto en el que lo que se busca es el mejor resultado de la inversión (que no gasto) en salud», explicaba. Es una de las dimensiones que explica la importancia de la colaboración público-privada que, en realidad, no es exclusiva de las compañías biomédicas, sino que se extiende por todo el modelo. Las farmacias comunitarias son establecimientos privados de servicio público, apuntaba.

Un mejor diagnóstico y seguimiento

Plaza destacaba iniciativas que pueden percibirse como «osadas». Una de ellas es actuar como aceleradores de «start-up». Lo explicaba a partir de su proyecto en oftalmología. «No se trata de proporcionar un medicamento sin más, sino de poner a disposición de los equipos profesionales herramientas que mejoran el diagnóstico y el seguimiento de los pacientes», indicaba. Ahora es posible porque las nuevas tecnologías ofrecen instrumentos muy poderosos. Roche ha establecido alianzas con expertos en ese campo y los propios clínicos para sacar adelante proyectos orientados a esos resultados en salud. Se trata de iniciativas o ideas innovadoras a las que les faltaba el músculo financiero. De nuevo volviendo a ese espíritu cooperativo, la parte clínica específica de esta iniciativa se ha llevado adelante con la colaboración del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, cuyo equipo gestor está orientado no solamente a la excelencia sino a la innovación.

Es un modo de actuar que va a tener su proyección en otras áreas terapéuticas. «No creo que Roche vaya a convertirse en una aceleradora de ‘start-up’, pero sí es verdad que no se limita a ofrecer medicamentos. En un área tan compleja como la enfermedad de Alzheimer el enfoque es el mismo».

A los profesionales sanitarios, «como a todos» -reconocía- puede parecerles algo desbordante en un primer momento, pero el empleo de técnicas como la radiómica -que permite comparar una prueba de imagen de un paciente con millones de casos para un diagnóstico de precisión extrema- no requiere ser un experto en datos, únicamente ser capaz de aprovecharlos. Roche tiene una iniciativa dedicada precisamente a las competencias digitales orientada a los profesionales sanitarios.

«Hay datos que curan»

La medicina personalizada de precisión, que nació en los 90 del siglo pasado -continuaba- ha eclosionado con la secuenciación del genoma humano. Como consecuencia se han empezado a determinar tipos y subtipos de cáncer (por ejemplo, de pulmón) para diseñar tratamientos específicos. Para esto hace falta la secuenciación, y leer e interpretar los datos. También ha confluido que los datos, que el cerebro humano no está equipado para gestionar, pero ahora se cuenta con dispositivos que pueden convertir la información cruda y darle sentido. «Hay datos que curan», dice uno de los expertos que trabaja con nosotros en la Fundación Instituto Roche. Se refiere al dato inteligente, el dato interpretado.

Es una pena que estemos pendientes de dar el paso de secuenciar en España de forma homogénea en todo el SNS y de forma sistemática. El Ministerio está trabajando en ello con las comunidades autónomas, pero el paso no se ha dado aún. Tampoco tiene mucho sentido autorizar en la UE (y por lo tanto en España) tratamientos para una mutación específica y no tener dentro de la cartera de servicios la herramienta para detectar qué gen está mutado, advertía. Hay comunidades que han buscado la solución regulándolo por sí mismas, y hospitales tienen recursos propios para secuenciar… pero «necesitamos conocer esas variaciones» (biomarcadores). Siempre se dice que la ciencia va por delante de las normas, pero es que en este caso se están quedando muy atrás, indicaba.

La empatía con los reguladores ha acerado la respuesta a la pandemia y es un esquema que puede ayudar mucho en este aspecto. El rolling review-evaluación acelerada de nuevos tratamiento- es un buen ejemplo, con cada institución en su sitio, pero trabajando en un clima de colaboración. La confianza entre regulador y regulado es posible y positiva. «Ojalá esto suponga un antes y un después», apostillaba.

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