Los expertos son claros: «No, no existe relación entre las vacunas y el autismo»
La vinculación del autismo y las vacunas promueve la inseguridad entre la población y es una cuestión que no debería volver a la luz
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El falso mito de que las vacunas causan autismo ha vuelto a la palestra tras algunas publicaciones en EEUU donde se ha sugerido que podría existir relación entre la vacunación infantil y el Trastorno del Espectro Autista (TEA), pero los expertos son claros: No, no existe.
En una entrevista con la revista TIME, Trump preguntado específicamente si acabaría con los programas de vacunación infantil, y aunque no respondió directamente, sí hizo alusiones a su relación con el autismo: «Vamos a tener un gran debate. La tasa de autismo está a un nivel que nadie creía posible. Si nos fijamos, hay algo que lo está causando».
En un documento de autoridades sanitarias españolas sobre los mitos y falsas creencias de las vacunas, se hace hincapié en que éstas son «medicamentos muy seguros y eficaces», que antes de ser aprobadas para su comercialización «son sometidas a muchos estudios estrictos para comprobar su seguridad». Asimismo, una vez que su uso está autorizado, se mantiene una «vigilancia constante de los posibles efectos secundarios».
De forma específica, el documento cuenta con un apartado sobre las vacunas y el autismo y afirma que no existe relación tal y como está demostrado «en muchos estudios», que han comparado en niños vacunados y no vacunados alrededor del mundo.
Cita dos de los trabajos más relevantes, uno de los cuales contó con la participación de medio millón de niños, y en el que los investigadores demostraron que el autismo era igual de frecuente entre los vacunados y los no vacunados.
El otro estudio, publicado en 2019, evaluó la relación entre la administración de la vacuna triple vírica y el desarrollo de autismo en más de 650.000 niños daneses nacidos entre 1999 y 2010 y demostró que no aumentaba el riesgo de desarrollar este trastorno. «Otros muchos estudios, realizados en distintos países han llegado a la misma conclusión», señala Sanidad, que los cita en la bibliografía.
Por otra parte, se señala que el falso mito que relaciona las vacunas y el autismo surge a raíz de que en 1998, un grupo de investigación en Reino Unido publicara en una revista británica de «reconocido prestigio» un estudio que vinculada la vacuna triple vírica (la del sarampión, rubeola y paperas) con el TEA.
Años más tarde se descubrió, que era un estudio «con escasa evidencia científica» que, entre otras cosas, incluía solamente a doce niños y era «fraudulento», de hecho, la revista retiró el artículo en 2010.
El psicólogo del área de Investigación de la Confederación de Autismo España, Guillermo Benito, muestra su preocupación, en declaraciones a este medio, porque se vuelva a reactivar este tipo de bulos, que relacionan el autismo con las vacunas. Insiste en que ya se ha demostrado que el estudio en el que se basa el falso mito había sido «una investigación fraudulenta».
«Se demostró de forma clara que estaba basado en intereses económicos del investigador, al que, además, se le retiró la licencia para ejercer la medicina en el Reino Unido», apunta el psicólogo de la Confederación. A su juicio, la vinculación del autismo y las vacunas promueve la inseguridad entre la población y es una cuestión que no debería volver a la luz porque «ya debería estar superada».
Además, abunda en que si ahora hay más casos de autismo es porque, entre otras cosas, hay «mejores recursos» para detectarlo, algo que no sucede en todo el planeta, sino en los países más avanzados.
En la web de la Asociación Española de Vacunología (AEV) se incide en que «no es una cuestión de creencia, sino de ciencia» y que las vacunas no están detrás de los casos de autismo.
Tras citar varios estudios, destaca que «la evidencia actual» sugiere que el autismo no tiene relación ni con la vacunación ni el tabaquismo materno y tampoco las tecnologías de reproducción asistida.
«Por el contrario, la edad avanzada de los padres está asociada con un mayor riesgo de TEA, así como otras complicaciones relacionadas con el embarazo», señala la AEV.
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