Cáncer de testículo, cuáles son los síntomas de este tumor tan frecuente en jóvenes
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El cáncer de testículo es una serie de tumores poco habituales que se originan en este órgano y que afectan a hombres entre 15 y 40 años. Además, en un 5% de los casos aparecen tumores de este tipo fuera del testículo, probablemente por restos embrionarios a esos niveles.
El cáncer testicular es sumamente tratable, incluso cuando se ha propagado más allá del testículo. «Según el tipo y estadio del cáncer testicular, se puede recibir uno de varios tratamientos o una combinación de ellos», explica el Dr. Joseba Rebollo, oncólogo del Hospital Quirónsalud Torrevieja y Alicante.
Los síntomas a los que prestar atención
El cáncer de testículo se manifiesta como un agrandamiento de un testículo –doloroso o no doloroso– en el transcurso de pocas semanas. De hecho, puede haber también molestias a nivel inguinal o en el bajo vientre, hinchazón en las piernas, etc.
Pero, para estar atentos y tenerlos en cuenta, algunos de los síntomas del cáncer testicular son la aparición de bulto en cualquiera de los testículos, agrandamiento del testículo, dolor en el abdomen o ingle, acumulación de líquido en el escroto, dolor o molestia en el testículo y escroto, o dolor de espalda. Por lo general, detalla el especialista, este tipo de tumor suele afectar solamente a un testículo.
«El diagnóstico se lleva a cabo mediante la palpación con ambas manos de los testículos –normalmente primero el sano y después el enfermo– y la ecografía de ambos testículos que identifica la masa testicular, su tamaño, su solidez y su ubicación», señala el Dr. Rebollo.
Advierte el oncólogo también que es importante consultar con el médico si se nota dolor, hinchazón o bultos en la zona de la ingle o en los testículos, con especial relevancia si estos duran más de dos semanas. «Existen unos marcadores tumorales que son muy específicos cuando están alterados como la alfafetoproteína y la beta HCG que ayudan también a establecer el diagnóstico. Los estudios se completan con un TAC (o mejor PET/TAC) que nos da información sobre la posibilidad de afectación metastásica a distancia», apunta.
¿Cuáles son las causas?
Aunque como con cualquier cáncer existe una alteración genética necesaria en alguna célula para el desarrollo de un cáncer, en este tipo de tumores no se conoce la causa exacta que ocasiona esta alteración. Sin embargo, explica el Dr. Rebollo, sí que se conocen ciertos factores que aumentan el riesgo de padecer este tipo de cáncer.
Los factores que pueden aumentar el riesgo a padecer un tumor testicular son, por ejemplo, el testículo no descendido a la bolsa escrotal antes del nacimiento, antecedentes familiares de este tipo de cáncer –lo que sugiere que pudiera haber una cierta influencia familiar– e infecciones con el VIH. Además, este tipo de tumor en los hombres es de 4 a 5 veces más frecuente en la raza blanca que en la negra o la asiática.
Prevención, algo siempre importante
Según el especialista de QuirónSalud, este tipo de cáncer no hay manera de prevenirlo. Por ello, explica el Dr. Rebollo, «los médicos recomendamos auto exámenes regulares de los testículos para identificar alguna anomalía en caso de que la haya y así poder identificar el cáncer testicular en su fase más temprana».
No obstante, detalla, el pronóstico del cáncer de testículo, en general, es excelente, consiguiendo una curación de más del 90% en estadios 1. Además, lo más remarcable de este tipo de cáncer es que aún en fase metastásica la posibilidad de curación es próxima al 80%.
«Incluso cuando se dan casos de recidiva tumoral a la quimioterapia, la posibilidad de curación se acerca el 50%. Así que en este tipo de cáncer el tratamiento debe ser radical, con intención curativa, independientemente del estadio en que se diagnostique», apunta el oncólogo.
Dado el elevado grado de curación de estos pacientes en edad tan joven, es importante la consideración de los efectos tardíos o secuelas debidas al tratamiento como, por ejemplo, la infertilidad no es tan frecuente como se piensa, a pesar de la orquidectomía y está muy relacionada con la hipofertilidad previa del paciente y con la intensidad del tratamiento quimioterápico, como también lo están los problemas cardíacos, pulmonares y metabólicos que a veces ocurren.
Por ello, en este sentido, el Dr. Rebollo apunta a la importancia de «la cuidada selección de los tratamientos y la administración del número de ciclos estrictamente necesario, reducen, sin eliminar, estas secuelas».
Un correcto enfoque diagnóstico
La máxima curación depende de un correcto enfoque diagnóstico, de una adecuada estadificación, así como un plan terapéutico individualizado. Normalmente, con las pruebas anteriormente citadas, la exploración y la ecografía, es suficiente para la realización de una orquidectomía radical.
Esta intervención, explica el Dr. Rebollo, consiste en la extirpación del testículo por vía inguinal (nunca por vía escrotal) incluyendo el cordón espermático. «Esta cirugía debe ser el primer procedimiento terapéutico. Después el paciente debe recibir un tratamiento oncológico de radioterapia o quimioterapia porque nos proporciona el diagnóstico patológico (microscópico) definitivo», expone. Prosigue, no obstante, que «a no ser que la situación sea tan delicada por afectación metastásica masiva de órganos vitales, en cuyo caso habría que iniciar quimioterapia previa biopsia diagnóstica».
Tras la cirugía se considera la posibilidad de un tratamiento radioterápico o, cada vez con más frecuencia, quimioterápico, «bien preventivo si el tumor está localizado en el testículo o bien curativo si se ha detectado enfermedad metastásica a distancia», comenta.
La quimioterapia suele consistir en carboplatino o la pauta BEP (incluye Cisplatino, Etopósido y Bleomicina) que se administran entre 1 y un máximo de 4 ciclos. En todo caso, señala el oncólogo, «si hay resistencia a esta quimioterapia, existen otras pautas bien conocidas e incluso las altas dosis de quimioterapia con soporte de células mieloprecursoras autólogas (obtenidas del propio paciente) con las que se consiguen curar el 50% de los pacientes.».
¿Cómo saber si el cáncer testicular está avanzado?
Es muy importante determinar la extensión metastásica de la enfermedad en el resto del cuerpo desde el inicio, ya que, tal como explica el Dr. Rebollo, permite la administración precoz de quimioterapia, consiguiendo una mayor curabilidad con menos ciclos de tratamiento.
«Normalmente se utiliza un TAC, aunque es preferible la realización de un PET/TAC ya que detecta implantes más pequeños que el TAC normal no encuentra», relata. Por ello, en el Hospital Quirón de Alicante y Torrevieja, «estamos poniendo en marcha la biopsia líquida para la detección más precoz de cáncer avanzado, así como los estudios de genómica y transcriptómica del tumor que nos permitirá la selección de fármacos más individualizada para un mayor beneficio terapéutico y la farmacocinética de los citostáticos para la óptima dosificación a cada paciente».
Para concluir, el Dr. Rebollo insiste sobre la importancia de hacerse con frecuencia una auto exploración de los testículos y en caso de que se halle alguna anomalía consultar inmediatamente al médico.
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