Un Tsunami de fugados

Un Tsunami de fugados

La fuga a Suiza de Konan, el nombre en clave que tenía en la organización del Tsunami el diputado de ERC Ruben Wagensberg -que pese a poner pies en polvorosa sigue cobrando cada mes su sueldo de parlamentario-, se suma a la huida de España de otros investigados en la causa de la Audiencia Nacional. A los nombres conocidos de Carles Puigdemont y alguno de sus colaboradores más cercanos que le acompañaron a Waterloo, hay otros menos mediáticos que, sin embargo, también han seguido el mismo camino. Sólo tres de los doce investigados por esta causa están a ciencia cierta en España, de modo que si las pesquisas por terrorismo siguieran adelante pese a la Ley de Amnistía la mayoría de investigados que fueran citados por el juez Manuel García Castellón estarían allende las fronteras. Parece que las palabras de Pedro Sánchez asegurando que entre los independentistas no hay terroristas y que, por tanto, nada tienen que temer no han convencido demasiado a los fugados. O sea, que tenemos un Tsunami de huidos, algunos de manera de preventiva por si las moscas, lo que revela que no las tienen todas consigo y han decidido ponerse a buen recaudo por si, al final, tienen que verse las caras con la justicia.

Es curioso -amén de infame- que sea el presidente del Gobierno de España el que concluya de forma tajante que no hay terroristas entre los separatistas vinculados a los graves incidentes registrados en 2019, porque eso supone que Pedro Sánchez ha impuesto su personal veredicto en la causa que se sigue en la Audiencia Nacional. O sea, que se erige en juez y parte, ciscándose en la separación de poderes de una manera portentosamente obscena. Sánchez no sólo no ve delitos de terrorismo en los encausados, sino que se atreve a concluir que ninguna acción por muy violenta que fuera merece esa consideración penal.  Ya lo ven: Sánchez se ha puesto la toga.

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