Las tetas “sexualizadas” de la consejera Tania Verge

Las tetas “sexualizadas” de la consejera Tania Verge
Las tetas “sexualizadas” de la consejera Tania Verge

Tània Verge es la consejera que dirige el Departamento de Feminismos e Igualdad de la Generalitat. Estos días ha dado que hablar por publicar un vídeo con motivo de un desconocido -por lo menos para mí- «día internacional del topless» animando a las mujeres a no cubrirse los pechos en lugares de baño. Como si hasta que llegaron las nuevas feministas, el topless hubiera sido un fenómeno desconocido o perseguido en nuestras playas. ¿Qué ha sido de estos, pongamos, 40 años de pasearnos “en tetas” por la arena? ¿Se han volatilizado? Muy en la línea del Ministerio de igualdad de Irene Montero con ese “consentimiento” que antes se ve que no existía.

Se atribuye a la costurera de María Antonieta la frase “no hay nada nuevo salvo lo que se ha olvidado”. Y lo olvidado es una mina, sobre todo si tienes un ministerio o una consejería y no se te ocurre nada. En los 80 nos quitamos el sujetador en la playa y luego las nuevas generaciones empezaron a pasar del tema. Ya era cosa de sus madres o de sus abuelas. Una vez lejana la obligación setentera de ser tope modernas, los sujetadores volvieron a sus cauces. Y en playas y piscinas los pechos a la vista fueron menos generales. ¿Por qué? Porque usted tiene razón, Tània: son muy sexuales y “sexualizados”.

Pero debería dar gracias al Altísimo porque si no fuera así nuestra especie se hubiera extinguido en sus albores. «La sexualización del cuerpo de las mujeres empieza desde bien pequeñas», advierten desde su Conselleria. Desde “bien pequeñas” no creo. Pero sí desde la aparición de una homínida ancestral que no exhibía celo, que teóricamente siempre estaba disponible para el ayunto y “sexualizarse” era un buen medio para señalar accesibilidad. Porque a nosotras no se nos infla el trasero y se nos pone rojo pasión como a ciertos monos que no quiero mencionar. Gracias a Dios, también.

Sí, Sra. Verge (y espero que no mártir), nuestros cuerpos están felizmente “sexualizados” para atraernos. ¿Se ha preguntado alguna vez por qué la hembra humana tiene unos pechos tan abundantes si para lactar ninguna mona necesita tanto? ¿Se ha preguntado por qué el macho humano tiene ese pedazo de miembro cuando cualquier otro primate se apaña con éxito con mucho menos? Darwin fue el primero en escribir sobre el tema, y en estas ultimas décadas ha habido profusión de estudios fascinantes. La clave es la Selección Sexual. Los hombres han ido favoreciendo la cópula con la que más tenía causando la propagación de ciertos genes. ¿Machistas? No corra tanto. El pene grande es el resultado del mismo favoritismo por parte de nuestras románticas abuelas ancestrales. Menudas ellas. “Ande o no ande, lo más grande” es uno de los lemas irrenunciables del torneo sexual del reino animal en el que nos inscribimos.

La consellera cree que si nos cubrimos los pezones hay «discriminación» respecto a los de los hombres. Y nada más falso porque no tienen el mismo significado biológicamente hablando. Aunque compartamos ese rasgo -los machos y las hembras estamos construidos con el mismo plan genético vayamos o no a lactar- los pezones de ellos pintan tan poco que la naturaleza ni siquiera se molesta en eliminarlos. No sirve a la supervivencia que las mujeres presten a los pezones masculinos algo más que un interés muy superficial. Pero no al contrario.

Lo que están demostrando ustedes las de Igualdad es su profundo desconocimiento de la antropología científica y de la biología. Usted habla de «normalidad feminista» porque se comparan con los hombres hasta el absurdo. A nadie se le niega el derecho de ir con o sin sujetador en la playa, pero no lo promuevan como “normalidad” porque no lo es tanto como piensan. Si lo fuera ya no se venderían biquinis, sólo bragas.

Y sobre bragas podemos hablar otro día.

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