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¿Sufrimos un «exceso» de libertad?

¿Sufrimos un
¿Sufrimos un "exceso" de libertad?

Cuando el hombre pasó de un estado natural (sin entendimiento) a tener conciencia, inmediatamente comenzó a entender el peso de sus actos. Y no sólo porque aprendió a dimensionarlos, sino porque al ser seres naturalmente sociables, “los otros” también empezaron a tener conciencia de sus actos y de los nuestros.

Aunque es muy difícil determinar cuándo comenzamos a entender que hacer daño a los otros no está bien, lo cierto es que el concepto de libertad, que es muy difícil de expresar con claridad, requiere un cierto refinamiento intelectual.

Hablar de libertad implica entender el puesto del hombre como cabeza de la creación, aplicar un grado de empatía, de civilización, conocer leyes y derechos, y sobre todo pensar que, es mejor vivir en comunidad que en soledad.

Aunque los griegos hablaban de libertad, ésta solo se aplicaba a los hombres que hacían parte de la “sociedad”. Las mujeres, los niños y los esclavos, estaban fuera de la libertad. Y por ello hasta hoy, pasando por la revolución francesa, el mundo sigue luchando en pos de su propia libertad.

El concepto de libertad ha evolucionado con la historia, y todos exigimos libertad, aun cuando nosotros, tal vez, no entendamos bien el concepto. Libertad viene del latín libertas, y según la RAE significa: «Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”.

Esto quiere decir que la libertad no es una vía (la mía), sino que funciona en doble sentido. Mi libertad no puede agredir la libertad del otro, ya que no solo es un derecho, también es un deber.

Sin embargo, a pesar de que la humanidad tiene siglos de avance, algunos siguen pensando que la libertad se ejerce en un solo sentido, y son capaces de llevar a un pueblo con siglos de civilización a querer exterminar a otro, en busca de su propio sentido de la libertad.

“La libertad es la voluntad de ser responsable con nosotros mismos” decía Nietzsche, y nos muestra cómo la libertad no sólo es querer hacer mi voluntad, no, la libertad exige un grado de responsabilidad con mis actos.

Últimamente, veo tantos casos de exigencia de libertad, que esto me hace pensar ¿No estamos sufriendo un exceso de libertades?

Analicemos los siguientes casos: Rusia invade a Ucrania porque se siente libre de hacerlo. En la pandemia, tenemos a aquellos que exigían que se les restituyera su libertad de salir de casa, de no usar mascarilla o de no vacunarse. O aquellos que, en redes sociales, son capaces de destrozar a alguien que ni siquiera conocen. O los que invocan el nazismo (que no lo hacen ni en Alemania) como una forma de democracia. O aquéllos que matan por una ideología, una religión, raza o una creencia. El libre mercado capaz de imponer unas tarifas altas de la luz. O los políticos que mienten descaradamente, tan solo por seguir en el poder. O los funcionarios públicos que roban o cobran comisiones sin ningún escrúpulo.

¿Cuál podría ser la solución a este problema de exceso de libertad? ¿Controlarla más? Tampoco creo que esa sea la solución; basta ver el caso de China, donde la libertad está controlada por un partido político.

Por ello, apelo a la educación y a la formación en valores de las personas (recordemos que este gobierno quiere eliminar la filosofía de la educación), y entendamos que la libertad no es individual, porque no estamos solos en este mundo.

La libertad es difícil de entender porque necesita un acto de reflexión y conciencia para aplicarla. Y para poder vivir en una sociedad libre es necesario acompañar la palabra libertad de otras como empatía, reflexión, autoconciencia, sentido común, ética, y respeto.

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