Sin la UCO España sería una jungla intransitable y corrupta

En los años 80, los socialistas de Felipe González descubrieron rápidamente a la Guardia Civil nada más llegar al Gobierno. Supieron enseguida que España no podía funcionar sin un cuerpo como la Benemérita. Luego organizaron un GAL contra aquéllos que mataban a los uniformados de la Guardia Civil.
Ahora, los socialistas de Pedro Sánchez y Grande-Marlaska han intentado montar un GAL precisamente contra aquellos servidores del orden constitucional que combaten el crimen, la corrupción política, el abuso de poder y todo lo que, en definitiva, representa el PSOE del cuñado de Sabiniano, el de las saunas gays.
Por encargo de Sánchez&Cerdán un amplio equipo a las órdenes de Leire Díez Castro, que se autotitula periodista, han intentado montar un atentado contra el honor y la dignidad profesional del jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), así como contra el fiscal anticorrupción José Grinda.
Afortunadamente, la criminal operación digna de enjuiciamiento y cárcel no ha tenido buen fin, entre otras cosas, porque algunos de los implicados han decidido poner coto a la desvergüenza y el desvarío. ¿Se imaginan si ello se hubiera perpetrado?
La Guardia Civil es uno de los pocos bienes de Estado que quedan en España. Claro que hay manzanas podridas en su entorno, como en todas las instituciones que tiene 80.000 uniformados. Ahí está el comandante Rubén Villalba, deshonra de sus hijos, que fue captado por la trama Koldo a cambio de dinero.
En términos generales, el instituto armado levantado hace ya muchos lustros por el Duque de Ahumada, ha presentado y así lo entienden una inmensa mayoría de los españoles, un cuerpo fundamental para la defensa del orden, la ley, la decencia y la democracia.
Intentan destruir ese cuerpo, incluso, poniendo al frente del mismo a mandos civiles indeseables y a perpetradores de odio, ineptitud y guerracivilismo.
Tengo para mí que se volverá a estrellar.