¿Y si Rusia hizo explotar el puente de Crimea?

¿Y si Rusia hizo explotar el puente de Crimea?
¿Y si Rusia hizo explotar el puente de Crimea?

En las últimas horas hemos sabido por medios oficiales rusos que ocho personas han sido detenidas por las autoridades de aquel país acusadas de la explosión que hizo saltar por los aires recientemente parte del puente que une la península de Crimea con territorio ruso. Según las mismas fuentes, los detenidos son cinco ciudadanos rusos, dos armenios y un ucraniano que habrían camuflado los explosivos dentro de un camión que habría viajado por varios países desde Ucrania, pasando por Bulgaria, Armenia, Georgia, hasta llegar a Rusia donde el pasado sábado explosionó a su paso por el puente en dirección a Crimea.

Todo lo que nos han contado chirría mucho. Demasiado trasiego para unos explosivos que según Rusia habrían estado circulando durante dos meses y medio por varios países con lo que Ucrania no tiene ningún problema y que claramente habría supuesto un enorme riesgo para la seguridad en dichos territorios. Los ucranianos quedaron, en general, encantados con la explosión pero como digo hay demasiadas sombras y pocas luces en unos hechos que, sin duda, han servido para escalar una guerra, arrasar varias ciudades ucranianas alejadas del frente y atacar a la población civil indiscriminadamente.

Las autoridades rusas han acusado a estos ciudadanos y a los servicios de inteligencia de Ucrania de estar detrás de la explosión del puente. Lo que está claro es que los propios rusos niegan que su origen procediera de algún misil lanzado por los soldados ucranianos porque, entre otras cosas, la avanzadilla ucraniana está a más de 300 kilómetros del puente de Crimea y ahora mismo los llamados HIMARS (sistema de cohetes de artillería de alta movilidad) están demasiado lejos para alcanzar dicho objetivo.

Por otro lado, por las imágenes que se han podido ver del puente y del paso del supuesto ‘camión bomba’ se ve que el epicentro de la detonación no parte del vehículo sino que queda apartado de la circulación. Además teniendo en cuenta que el puente de Crimea es una de las infraestructuras más protegidas por las autoridades rusas desde el comienzo de la guerra, se hace difícil creer que un camión cargado de explosivos se saltara todos los controles de seguridad en propio feudo de Putin.

La explosión del camión habría generado un cráter en mitad del puente, algo que no se aprecia en ningunas de las imágenes posteriores. A ello hay que añadir que los ucranianos no se caracterizan por llevar a cabo operaciones suicidas como algunos islamistas radicales que se autoinmolan para alcanzar supuestamente la más alta gloria.

Se habló desde el sábado de la existencia de tres fallecidos por el estallido en el puente de Crimea. Resulta llamativo y extraño que sólo tres personas murieran en una infraestructura que ha llegado a soportar el tráfico de 38.000 vehículos en un día, casi 1.600 a la hora, por lo que suponiendo que fueran menos dicho día, pongamos 1.000 en una hora, hace difícil creer que sólo acabara con la vida de tres individuos. Además, también es sorprendente de que una vez ocurrida la explosión, el tráfico se restableciera en cuestión de 24 horas.

Personalmente me inclino a pensar que la explosión se gestó bajo autoría rusa, quizás no en el propio gobierno de Putin, pero sí posiblemente en algunos de los peligrosos grupos ultranacionalistas aparecidos en los últimos meses y que tratan de influir sobre el curso del conflicto.

En las imágenes de la explosión puede verse que bajo los pilares del puente se crea un extraño oleaje segundos antes de la deflagración. Y ahí donde los muchos analistas coinciden en señalar que las cargas explosivas podrían haber sido colocadas previamente desde una embarcación. ¿Por quién o quiénes? Esa es la gran incógnita que podríamos sumar a la del ataque del pasado agosto a una base aérea rusa en Crimea o incluso al atentado de la hija del pensador Alexander Dugin, a pesar de que los americanos apuntaran a los servicios de espionaje ucranianos.

El Kremlin había advertido ya de las graves consecuencias si Kiev intentaba atacar esta infraestructura. Alguien quería que el puente saltara por los aires. Alguien quería que Putin ordenase acciones de represalia. Alguien quería convencer a la opinión pública rusa de que los ataques despiadados sobre la población ucraniana estaban justificados. Alguien sigue queriendo que Putin no pare hasta borrar a Ucrania del mapa.

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