Secuelas de una moción de censura estrafalaria

Secuelas de una moción de censura estrafalaria

Sin hacer una prelación por la hipotética trascendencia política de las secuelas, de los efectos, de esta moción, afortunadamente ya clausurada, sí se puede establecer una pléyade de diez consecuencias que afectarán de uno u otro modo al futuro próximo del escenario político español. Son estas:

Primera.- Podemos, o lo que queda de este partido agitador urbano, va a rebelarse, o sea, que va a vengarse con toda seguridad de la humillación (no sólo una, sino varias) a que le ha sometido Sánchez colocando el dedo de su capricho sobre el traje merengue de Yolanda Díaz. Esta revancha no tardará mucho; por lo pronto, las clásicas del lugar, las Belarras y Monteros  ministras permanentemente irritadas, enragès se diría en francés, no van a acudir al acto premonitorio de su candidatura que Díaz celebrará el día en el Ramiro de Maeztu, Instituto -¿es casualidad la elección?- donde pasó sus penurias académicas Pedro Sánchez. Esta ausencia será el inicio de una resistencia que el dúo en cuestión manifestará, sin ir más lejos por ejemplo, con leyes como la pendiente de la Vivienda con la que Sánchez sudará sangre antes de la próxima campaña electoral. Mañana se cierra, sin noticias de Irene Montero, el plazo de enmiendas.

Segunda.- La pregunta ya es: ¿Le ha servido la moción a Vox para frenar la evidente caída de sus perspectivas de votación? No hay mucho debate sobre el particular, pero lo que piensan sus dirigentes es que la iniciativa y el desarrollo del suceso han logrado en gran parte detener la evidente fuga de votos que se estaba produciendo con destino al Partido Popular. No es seguro esto. La estimación doméstica queda por retratarse en las encuestas que sí, que en los primeros adelantos reflejan que sus dos protagonistas, Abascal y Tamames, han quedado mejor librados de lo que se pudo suponer. Aún así, Sánchez les ha comido la merienda.

Tercera.- Y el PP, ¿ha acertado con su abstención? En realidad, ha sido algo más potente que esta postura. Lo que ha dejado patente Feijóo es que, como declaró Cuca Gamarra en la mejor intervención parlamentaria que se le recuerda, es que «esto no va con nosotros». Del «enemigo el consejo» indicaba esta semana al cronista un importante diputado del PP. Y es que en realidad si el PSOE y Sánchez, enemigos declarados del PP, le han afeado la conducta absentista al PP lo lógico es pensar que están disgustados, sobre todo Sánchez, de que Feijóo no se haya atascado en el cepo. En realidad, según prevé algún demóscopo consultado por este cronista, no parece que el no acudir al trapo de la moción le haya deparado votos al PP, pero, desde luego, no se los ha restado.

Cuarta.- En los aledaños de Moncloa, periodistas de renombre incluidos, aseguran que nadie duda de esta constancia: la moción ha frenado la huida que muchos electores antiguos estaban emprendiendo hacia el centroderecha. El sociólogo de cabecera de Sánchez, que no es precisamente Tezanos, sino Jaime Miquel, venía insinuando a quien, en confianza mutua, le quisiera preguntar que los números de los sondeos que maneja Sánchez son idénticos a los que mantienen las compañías privadas. ¿Ha aprovechado pues el presidente la enorme dádiva política que le ha proporcionado el partido de Abascal? Claro que sí.

Quinta.- Y de Vox, ¿qué hay? Pues, en opinión de un par de diputados, entre los más sensatos del Grupo Parlamentario que antes de la moción se mostraban en medido desacuerdo con ella, Abascal se ha destacado como el orador mejor dotado de todos lo intervinientes. Se opina que ha resurgido de su atonía manifiesta, que ha mostrado en el atril su cara menos arisca y que ello es un anticipo de su nueva estrategia que pasa no por disputar un partido al PP que tiene perdido de antemano, sino  por llegar a las elecciones en las mejores condiciones para hacerse imprescindible. En cuanto a la sombra de Abascal, su desmedido e intolerable ataque a los periodistas, avanzan sus monaguillos que no que no se va a bajar ni un centímetro de ese machito. Como dijo Espinosa: «Se lo merecen». O sea, los periodistas.

Sexta.- Las informaciones que llegan del mundo proceloso de la ultraizquierda de Podemos, es que Pablo Iglesias, resentido tras el pasmo por la traición de Yolanda, ya ha comunicado que, más o menos, prefiere morir por su cuenta, suicidarse en suma, que ser engullido por la comunista que fue su preferida. Iglesias no tiene otro remedio que presentarse con sus marginales a los comicios de esta primavera en la certeza de que, si se arrea un batacazo de grandes proporciones será ya su derrota definitiva.

Séptima.- Penosa impresión han causado genéricamente las hoscas intervenciones del portavoz del PNV. Aitor Esteban, que, quizá, ha sido en los dos dias parlamentarios el más brusco, el menos condescendiente con Ramón Tamames. Las razones son dos: una, que el PNV está enormemente nervioso con el ascenso imparable de Bildu en las encuestas; otra, que el propio Esteban Bravo está recibiendo criticas indudables de antiguos diputados y dirigentes del partido que le consideran ya (se lo dijo al cronista un parlamentario vasco de la Transición) una «flor marchita». Literalmente.

Octava.- Palmario decaimiento de todos los representantes de partidillos pequeños. Muy notable el de Mazón, el acólito de Revilla que se quedó sin discurso contra una corrupción que siempre ha denunciado en Las Cortes y que ahora ha estallado espectacularmente en su partido, el PRC, al borde de marcharse con las excentricidades tediosas de Revilla a otra parte.

Novena y Décima.- Como era de esperar, la moción de censura no se ha dibujado como el embrión de lo que sucederá en las dos próximas elecciones. Nadie puede presumir de que sus expectativas han crecido con estas sesiones parlamentarias. Lo mejor es que, por amplia mayoría, ha quedado demostrado fehacientemente que las mociones de censura no se pueden convocar y, menos aún, utilizar como festivales de ocurrencias. Por lo pronto nos despedimos de ellas hasta, por lo menos tres o cuatro años. Más espectáculos estrafalarios no, gracias.

Coda.- Al final Tamames sacó los pies del plato. Se enojó denunciando el mitin indecente de la oveja Dolly de Sánchez, Patxi López (la furia del converso) y se estremeció justamente por el resurgir de las dos Españas. ¡Gran hazaña del funesto sujeto que ensucia nuestras vidas!

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