Sánchez: otro desastre sin paliativos
Pedro Sánchez ha dicho recientemente en un mitin que los socialistas han sabido gobernar con una pandemia, con desastres ligados al cambio climático y con una reforma de pensiones que las garantice, cuadrando las cuentas y controlando la inflación, porque son quienes tienen mejores cuadros, más preparados. El presidente del Gobierno, como se ve, o cada día está más alejado de la realidad o no dice la verdad, o quizás ambas cosas a la vez.
Si el Rey don Juan Carlos dijo del presidente Arias que era un desastre sin paliativos, Sánchez le sucede en ese título al último presidente del Gobierno del régimen de Franco, porque él es, sin duda, otro desastre sin paliativos. Dice que ha sabido gobernar con una pandemia cuando ha tenido uno de los mayores niveles de fallecimientos por la enfermedad, no llegó entonces el crédito a las empresas y restringió al máximo las libertades, con un encierro declarado inconstitucional.
Del mismo modo, habla de desastres ligados al cambio climático -para él, todo, desde los terremotos a las erupciones volcánicas e incluso los incendios provocados se debe al cambio climático- y las ayudas a Canarias no terminan de llegar.
Y dice que cuadra las cuentas, pero la realidad muestra que mantiene un déficit del 4,8% del PIB, sólo dos décimas por debajo de lo inicialmente previsto, pese a haber recaudado 32.000 millones de euros más, equivalente a más de tres puntos de PIB, con lo que lo suyo no es, desde luego, ni controlar el gasto ni cuadrar las cuentas, que no ha tenido que cuadrar debido a la suspensión de las reglas fiscales. Ha gastado como si no hubiese mañana, endeudando a los españoles en alrededor de 350.000 millones de euros más desde que gobierna, asfixiándolos a impuestos y generando inseguridad jurídica.
Y con las pensiones, peor, pues ha impulsado una reforma que acelera los desequilibrios y que dinamita el sistema, al incrementar el gasto, expulsar talento y mermar las posibilidades de crecimiento económico con la subida de cotizaciones sociales, amén de incentivar la economía sumergida.
En cuanto a la inflación, él sabe que no dice la verdad: no baja, lo que hace es que sobre una subida ya muy elevada acumulada sube algo menos, pero sube, no baja. Y si hablamos de la subyacente, ni siquiera eso de manera apreciable. Y si lo circunscribimos a realizar la compra cualquier día en cualquier mercado, supermercado o ultramarinos, los precios no han dejado de crecer exponencialmente desde julio del año pasado, no por culpa de los comerciantes, sino por errores del sector público, entre ellos, el gasto desmedido como el de Sánchez, que tensa los precios y dificulta la correcta transmisión de la política monetaria.
Sánchez trata de llegar a las elecciones como sea y eso significa que gastará más, pero sólo logrará empeorar su trayectoria y su legado, como ese desastre sin paliativos que es, siendo su gestión una de las peores que ha tenido España en toda su historia.