Sánchez invoca a los muertos por interés
Lo de este hombre es realmente grandioso. Golpe tras golpe; desastre tras desastre; imputación a imputación… Inasequible al desaliento y, lo que es más transcendente, incapaz de conjugar la palabra dimisión.
Lo suyo son los hechos consumados. La utilización de las orejeras para ni siquiera oír la música estruendosa que resuena a su alrededor. Tras la pésima gestión del desastre valenciano, sus ansias por destrozar al enemigo político, su chulería insoportable («si necesitan dinero, que lo pidan») se consuma tratando de utilizar la gran tragedia en vidas y haciendas para conseguir sus ansiados Presupuestos Generales que cerrarían la puerta política a una convocatoria electoral anticipada.
Lo perpetra todo sin inmutarse. Como si ese proceder fuera lo más normal del mundo. Como si un jefe de gobierno no viniera obligado a cumplir un código ético y democrático obligatorio. Su talismán, más falso que una moneda de manera, pasa por una palabreja: «ultraderecha». Y con ello lo arregla todo. Van a llevar razón aquellos que hablan, no yo, de que no es una persona que esté bien y que sea homologable.
Su capacidad para utilizar a su antojo y conveniencia todo sobre lo que tiene jurisdicción es tan cruelmente asombrosa que asombra al mundo. Un día es la Abogacía del Estado; otro, la Fiscalía; al siguiente, los generales; todos los días de la semana, la RTVE y la Agencia EFE, el cuerpo diplomático, etc. No habla en interés del Estado, no, sino de sus intereses personales como la descarada y hasta fraudulenta Agencia Tributaria en favor de su hermano.
El chantaje como forma de gobierno. Esto de si no me apruebas los Presupuestos no habrá dinero para los damnificados de Valencia (referido al PP) es algo difícil de creer si no lo hubiera dicho ante las cámaras de televisión urbi et orbi. Claro que cuando aquella tragedia del Covid que se cobró la vida de 200.000 personas utilizó a un tal Oliver para escudarse en un inexistente Comité de Expertos… Y cuatro años después sigue de presidente del Gobierno.
Está escrito casi todo…