Opinión

Sánchez, descarado y aún presidente

  • Carlos Dávila
  • Periodista. Ex director de publicaciones del grupo Intereconomía, trabajé en Cadena Cope, Diario 16 y Radio Nacional. Escribo sobre política nacional.

Alguno más audaz que el abajofirmante escribiría: “Sánchez, el desvergonzado”. Sería más potro, más rotundo y, desde luego, más arriesgado. Pero, claro, este tipo de términos, caso de utilizarse, precisarían de una explicación, o de un relato, por utilizar el léxico tóxico del mencionado y de su inefable cómplice, la vicepresidenta –aún– Calvo. Recojo la hipótesis y empiezo, sin más. Sánchez disolvió el Parlamento en diferido para, en el ínterin que ya termina, promover “milagros sociales” en Educación, Pensiones, Alquileres y Paternidad, dádivas que nos van a costar a los españoles, tirando por lo bajo, no menos de 16.000 millones de euros, una eyaculación de gasto incontrolado que tendremos que sacar de nuestra buchaca, no de la cesta sisada de Sánchez, el gurucillo Redondo, y demás conmilitones, entre ellos Josep Borrell, una desgracia de político arruinado de prestigio en la cercanía de su todavía jefe. Su ordeno y mando a los embajadores para situar la bandera republicana en el logo del homenaje al exilio, ha sido una trapacería contra la que los diplomáticos en el extranjero se han rebelado. Otros en España apremian al canciller y a su presidente –aún– para que también rindan tributo a los 2.500 quinientos españoles asesinados por las hordas rojas en Paracuellos y, ya puestos, para reconocer el genocidio de los seis mil setecientos curas y religiosos que los fanáticos del primer Frente Popular –ahora estamos en el segundo– mataron antes y durante la Guerra Civil.

Y si sigo con la serie les hablaré del baranda de Correos, Juan Manuel Serrano, paniaguado ahora con una bicoca de 200.000 tras ser atracado por Redondo como jefe de Gabinete del –aún– presidente, está utilizando la empresa de servicios para festejar los 140 años del PSOE y también para regalarle a su mecenas esa campaña republicana de exiliados con tricolor incluida. Digo yo que sería muy justo e instructivo para la bazofia de la Memoria Histórica que esta fiesta la pagaran los propios socialistas con los restos del tesoro del buque “Vita” que robó Indalecio Prieto –luego se los madrugó el estalinista Negrín– con más oro dentro del que granito haya en el odiado Valle de los Caídos.

Continúo con la explicación: dos individuos a sueldo de Sánchez, o sea con nuestro parné, han llevado a las instituciones que dirigen al desprestigio más abyecto que se pueda recordar. El socio de Sánchez en la Ejecutiva del PSOE, José Félix Tezanos, y una veterana locutora de televisión –nunca llegó a leer una letra que fuera suya– Rosa María Mateo, han puesto sus sociedades de hinojos ante Sánchez. TVE es ya prácticamente una cadena marginal, al borde de confundirse con un canal temático del régimen sanchista, en la que se insulta bochornosamente al líder de la oposición. Lo de Tezanos es un caso a medio camino entre la camisa de fuerza de un manicomio y el Club de la Comedia donde sus colegas le premiarían sin duda con el honroso título de ‘Patético Contemporáneo’. Ahora mismo el Centro de Investigación Socialista –antes de Investigaciones Sociológicas– es la rechifla de la “Electorología” universal. Mateo ha repetido por su lado un desmán que ya ensayó el masón Calviño cuando convirtió a Butragueño en un fan del PSOE. La semana pasada, Mateo presentó a VOX como un partido aliado del nazismo. Cómico si no fuera un abuso a lo Maduro.

Tengo más: Sánchez y su canciller Borrell, continúan sin poner en la frontera al guerrillero-embajador del autócrata caribeño en Madrid, y sin mover un solo dedo para que nuestra ayuda humanitaria llene los estómagos de los pobres venezolanos, y nuestros fármacos sanen las heridas que causa la homicida Guardia Bolivariana. Mientras, Sánchez considera a Guaidó poco más que una molesta china en el zapato, y, eso sí, advierte que no tolerará que nadie le toque un solo pelo del bigote al caudillo de Caracas, nada dice sin embargo de cuál será la conducta del Gobierno español si el sanguinario bolivariano encarcela al legítimo presidente de Venezuela. Todo porque se avecina el 28 de abril y ya presume el presidente –aún– del Gobierno que va a necesitar los auxilios de los comunistas de Podemos, aquellos que se forraron el riñón aconsejando a Chávez y a su monaguillo de cabecera, Maduro, cómo exportar su mangante revolución a la península ibérica.

Aquí, en España, el PNV, que sabe mucho de Venezuela, se ríe las tripas en estos días contemplando cómo Sánchez, que no tiene la más mínima idea de quien fue Arzalluz, le soba el lomo a título póstumo a un personaje que fue un eficacísimo cómplice de los terroristas de ETA, un sujeto que ni siquiera tuvo la menor piedad con los socialistas que la banda abatió con la mayor vileza: Casas, Lluch, Pagazurtundúa. Claro, ¿cómo Sánchez no va a festejar post morten a Arzalluz cuando ha sido presidente todos estos meses con los votos de quienes movían el árbol –mataban– mientras él, su PNV y los independentistas vascos recogían las nueces del separatismo criminal?

Finalmente, esta semana el presidente –aún– procede a disfrazarse de drag queen para convertirse en ‘Presidenta Sánchez’. Con tal disfraz se pondrá en huelga el viernes con las ultrafeministas que se van a echar a la calle para apuntar al hombre como una especie perseguida de oficio. Ya circula en estas fechas un remedo de una de las rimas más conocidas de Antonio Machado al que Sánchez, en su sempiterna indigencia cultural, hizo nacer en Soria, los campos de Castilla transformados por el presidente –aún– en la capital de Andalucía. Dice el verso citado: “Españolito que vienes al mundo/ Dios te guarde/ eres hombre; no eres nadie”. Los que recitan este bocetillo de rapsoda aficionado, serán acusados rápidamente de machistas por Sánchez; directamente por él, o sea por Ella. Dios nos guarde.