Opinión

Una reforma constitucional en contra de España

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho tantas concesiones a Quim Torra que a este paso le acabará entregando hasta la dignidad del país. Precisamente por esa senda va la última oferta para tratar de calmar las veleidades del presidente de la Generalitat y garantizarse su apoyo parlamentario: una reforma constitucional en contra de España. Sería el colmo para nuestra Carta Magna: la norma que articula el Estado en contra del propio Estado. Puro surrealismo kafkiano. Sin embargo, la última cesión del jefe del Ejecutivo pondría en bandeja a los separatistas la posibilidad de acabar con el español en Cataluña, de manera que blindaría el monopolio del idioma catalán en la Constitución.
Por inconsciencia o necesidad —su Gobierno carga con una debilidad inaudita— Sánchez cae en la trampa de los sediciosos con temeraria asiduidad. Los herederos del fugado Carles Puigdemont saben que si poseen el control absoluto de la lengua preponderante, y la posibilidad de marginar el español, tendrán ganada de antemano la batalla de la propaganda y podrán controlar a los ciudadanos con suma facilidad. A los más pequeños, mediante una educación cada vez más intervenida, sectaria y teledirigida; a los mayores, a través de los medios públicos de la autonomía. Medios a los que Torra riega abundantemente con el dinero de todos los españoles. De hecho, la última aportación fue de 20 millones de euros a pesar de una gestión absolutamente deficitaria.
La marginación y persecución del español en Cataluña —que la Constitución “obliga” a conocer— es un drama social, cultural y económico que viene desde la época de Pujol, pero al que Pedro Sánchez parece estar dispuesto a permitir que le den el último empujón para que la principal lengua del Estado claudique del todo y quede arrasada. En la actualidad, una gran mayoría de personas menores de 50 años no sabe escribir en la lengua de Quevedo o la escriben con suma dificultad. Una herencia diabólica que las hacen más limitadas y manipulables por el separatismo. Decía el Premio Nobel español Camilo José Cela que “el nacionalismo se cura viajando”. Lamentablemente, si Pedro Sánchez sigue cediendo ante Quim Torra, no habrá cura para el daño que dejarán como herencia en la sociedad catalana. A este paso, la moción de censura que aupó al socialista a la Presidencia acabará en una pesadilla absoluta.