Quienes contrataron ilegalmente a Jésica no pueden irse de rositas

Parece evidente que más allá de la presión ejercida por José Luis Ábalos, a través siempre de Koldo García, los altos cargos de las empresas públicas que contrataron a la pareja sentimental del ex ministro de Transportes tienen una responsabilidad palmaria. Porque prestarse a una ilegalidad como esta les convierte en presuntos autores de un delito de malversación, pues no cabe alegar que recibieron órdenes. Eso, no cuela. De modo que los altos cargos en las empresas públicas Ineco y Tragsatec que enchufaron a la «sobrina» de Ábalos se enfrentan a un complejo horizonte penal.
Después de que el sindicato Manos Limpias interpusiera en los juzgados de Plaza de Castilla (Madrid) una denuncia contra Jésica Rodríguez y contra los directores de recursos humanos de Ineco y Tragsa por ponerle un sueldo público durante casi tres años sin que acudiera a trabajar, una juez ha pedido que se le remita la declaración de Jésica en el Tribunal Supremo en la que desvelaba que nunca fue a trabajar. La instructora, Rosa María Freire, ha solicitado al secretario general de Manos Limpias que «justifique la razón de su cargo, profesión u oficio para tomar conocimiento de la notitia criminis objeto de denuncia, conforme al artículo 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal». O sea, que ha iniciado los trámites previos a una investigación judicial sobre los hechos denunciados, incluida la justificación del acceso a la transcripción de la testifical sumarial que adjunta a la denuncia.
En su declaración ante el Supremo, Jésica admitió que fue colocada a raíz de su relación con Ábalos en dos empresas públicas. Detalló que Koldo García se encargó de su acceso a las compañías y que jamás fue a su puesto de trabajo. Fueron los directores de Recursos Humanos quienes le hicieron un contrato laboral a la pareja de Ábalos que consta en el sumario. Esta es la razón por la que ahora la juez podría procesarlos. Y de ahí para arriba. Porque lo que resulta inadmisible es que con el argumento de que eran unos mandados se vayan de rositas.