¿Se puede echar a Sánchez?

Sánchez

«Este es un gobierno incapaz de gobernar, sin presupuestos, sin horizontes, sin proyecto, practicante del más burdo nepotismo ideológico y familiar…», afirmó días pasados un histórico director de periódico hasta hace unos años firme defensor del PSOE. Añade: «Este Gobierno no solo no funciona, sino que pretende no dejar funcionar a nadie…».

No ha habido conversación durante el agosto que agoniza que en almuerzos, reuniones familiares y de amigos, no se haya planteado la misma pregunta. «¿Cómo echar democráticamente (of course) a Sánchez?»

La respuesta debería ser en puridad democrática bastante fácil de responder si no fuera porque el leviatán monclovita no tiene cortafuegos que lo impidan. Se aferra al poder como percebe a la roca y cuenta para ello con el poder institucional que estira a su antojo y contra el más común sentido de la legalidad y la Constitución.

Asistí a uno de esos almuerzos en el restaurante El Campanario (Estepona), rodeado de un espléndido y exitoso club de golf donde oficia el empresario Miguel Ortega, un referente como emprendedor de la provincia de Málaga y toda Andalucía. Por allí pululaba también el presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, el gran Antonio Martín Pozo (Martín Casillas construcciones). Gente preocupada por su tierra chica y por España en su conjunto; orgullosos del giro de ciento ochenta grados que la Andalucía de Juanma Moreno ha dado en tiempo récord. Ortega y Martín Pozo, junto a otros jóvenes emprendedores andaluces, consideran que el país necesita un golpe de timón, siendo como son, hombres marineros.

Ese giro sólo puede propiciarlo y ejecutarlo el pueblo español cuando antes que tarde vuelva a ser llamado a las urnas. Bromas si Sánchez no tendrá la tentación de hacer algo similar a lo que se le ha ocurrido a Maduro en esa entrañable nación que conocemos como Venezuela. Un pueblo español en el que ya es clamorosamente mayoría social los que entienden que el tiempo sanchista debe dejar paso a otras alternativas.

Una inmensa mayoría también de este sufrido pueblo entiende que el cambio debe producirse desde el realismo, el sentido común y los principios básicos del liberalismo democrático.

¿Echar a Sánchez desde esos presupuestos es posible?

¡Claro que es posible!

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