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Prohens arrasaría

Prohens arrasaría
  • Subordinación lingüística. Se lo tienen muy callado algunos pero lo cierto es que en cuestiones de normativa lingüística los baleares estamos subordinados a la Generalidad de Cataluña. Desde 1983, exactamente, cuando la clase política balear decidió ponerse de rodillas ante el Instituto de Estudios Catalanes, una institución fundada en 1911 por el mesías del catalanismo político Prat de la Riba y cuya principal función desde su creación no ha sido otra que extender su normativa y la denominación de lengua catalana al resto de territorios de la antigua Corona de Aragón. Cuando nuestros diputados insisten en que cualquier decisión en materia de lengua tiene que pasar por la UIB, no están diciendo toda la verdad: nuestra universidad tiene sólo una mera función consultiva ya que para cambiar cualquiera de sus aspectos normativos dependemos de un IEC financiado en su totalidad por la Generalidad. Además, nadie que no sea filólogo de la UIB tiene cabida en la Sección Filológica del IEC. Ahora mismo, el presidente de esta Sección Filológica es el profesor de la UIB, Nicolau Dols. El Departamento de Filología de la UIB ha estado trabajando como el caballo de Troya del IEC en las Islas mientras nuestros políticos, por ignorancia o conveniencia, silbaban y miraban para otro lado.
  • El PP de Prohens arrasaría. El sondeo del IBES publicado el pasado domingo arroja varias lecturas interesantes. El PP sube tres puntos merendándose los restos de Cs y de los regionalistas de El PI. El perfil catalanista de Marga Prohens dejaría para el desguace a los regionalistas de Tolo Gili y Antonio Salas, que siguen sin levantar cabeza. Vox se mantiene y cae poco para el fastuoso espectáculo que nos ha ofrecido su grupo parlamentario durante este primer año de legislatura, lo que es una buenísima noticia para los de Manuela Cañadas, pues resulta muy complicado hacerlo peor. Los separatistas de Més per Mallorca le pegan un bocado de 2,5% a los socialistas, seguramente por el ruido y la furia desatada por la cuestión lingüística que ha impedido cualquier avance en libertades en las aulas. Se pone una vez más de manifiesto que por muy catalanistas que se muestren los socialistas, el elector prefiere el original de Més per Mallorca a la copia del PSIB. El lío del diputado Córdoba haría perder el histórico escaño por Formentera logrado hace un año. Todo este panorama, sin embargo, podría dar un vuelco si la extrema izquierda de Podemos/Sumar, un 4,7% según el sondeo, consigue superar la barrera del 5%, lo que les permitiría entrar al menos con dos diputados por Mallorca y tal vez conservar el que tienen por Menorca, diputados que se descontarían al PP y Més per Menorca. Como ya sucediera hace un año, el descalabro de la extrema izquierda es la mejor baza de Prohens que, consiguiendo un 38,8% de los sufragios, logra 28 escaños, un resultado sencillamente espectacular si tenemos en cuenta, por ejemplo, que Jaume Matas consiguió 29 con casi el 47% de los votos.
  • Violentos disfrazados de víctimas. Los acampados en el campus de la UIB han destacado que «tienen claro» que el accidente del Medusa Beach Club en Playa de Palma «no ha sido un accidente, sino un asesinato en manos del capital explotador que ahoga a la clase trabajadora de la isla». No es extraño que personas con esta disonancia cognitiva empiecen una protesta exhibiendo lemas proterroristas y victimizándose contra unos supuestos «ataques nazis» y terminen desalojados por violentos y radicales por la Policía Nacional tras pintarrajear el campus y encadenarse en el Rectorado, tratando de doblegar al rector por la fuerza. Algunas cabeceras de papel han hecho un soberano ridículo al dar credibilidad a las victimizaciones de los acampados y respaldarlos en todo momento cuando, quieran o no, son estos grupúsculos de extrema izquierda los que protagonizan casi la totalidad de la violencia política en Baleares, por mucha habilidad que tengan en disfrazarse de víctimas.
  • Zona ‘no go’. Las reyertas y disturbios ocurridos en Son Gotleu, un barrio que lleva camino de convertirse en la primera zona no-go de la isla, deberían despertar a la izquierda política balear que lleva años mirando para otro lado y tratando de disociar la inseguridad y la delincuencia con la inmigración ilegal, motejando esta vinculación como «racismo». No es «racismo», es una realidad que tarde o temprano deberán reconocer, como saben todos los que la sufren y no quienes siguen encantando serpientes con sus políticas de puertas abiertas y predicando las bondades de un multiculturalismo fracasado cuyos inconvenientes son ya mucho mayores que sus ventajas. Sólo la bien situada gauche divine, segura en sus barrios y ajena a la delincuencia y a la saturación de los servicios públicos, ve al multiculturalismo como una riqueza, como la de contar con una magnífica oferta gastronómica multiculti cuando sale de restaurantes.

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