LA BUENA SOCIEDAD

La Reina clausura el Atlàntida Mallorca Film Festival 2025

Mallorca Atlàntida Film Festival reina Letizia

Primeros de agosto en Mallorca con una Reina entre luces de cine, un combate simulacro muy real del ataque morisco sufrido por Pollença en 1550. Se celebra desde hace más de cien años, en el día grande de la Patrona, La Virgen de los Ángeles. Recepción de Susy Gómez en su preciosa casa de Pollença con una instalación de la chef María Solivellas de pan árabe y uvas españolas, verdes y negras, y una inmensa ensaimada lisa. Y mis dos combates, en el mismo día y en la misma noche.

No todos los días una Reina se mezcla con la gente del cine en una noche de verano mallorquina, pero cuando ocurre, uno entiende que hay momentos que no necesitan decorado: basta con la autenticidad. Y así fue la clausura del Atlàntida Mallorca Film Fest, que cerró su edición más brillante con una invitada que apoya el festival con entusiasmo importante, no solo con su presencia, no solo institucional, sino como persona que ama el cine.

Quiere ser discreta, y lo es, salvo cuando entrega el premio más importante, pero anoche se convirtió en protagonista silenciosa de la velada: Su Majestad la Reina Letizia. Llegó con discreción, como le gusta a ella, sin alardes ni protocolo exagerado, pero con ese savoir faire que no se aprende en ninguna escuela. Impecable, etérea, elegante sin esfuerzo, vestida en clave quiet luxury y con la sonrisa de quien está donde quiere estar para entregar el premio Master of Cinema al compositor Alberto Iglesias, reafirmando así su compromiso con el cine.

Mallorca Atlàntida Film Festival reina Letizia

No vino a dejarse ver, sino a ver. Y vaya si lo hizo. Conversó con los invitados, se interesó por los proyectos, aplaudió con entusiasmo y se marchó igual que llegó: dejando tras de sí una estela de admiración tranquila. Fue una noche especial. No porque estuviera ella, sino porque con su presencia convirtió lo especial en inolvidable.

Su imagen ligada al festival hoy aparece en miles de periódicos de todo el mundo en los que se habla de alta cultura en Mallorca. Piénselo detenidamente, porque no es ninguna tontería, Doña Letizia estuvo rodeada de nombres clave del panorama artístico nacional e internacional. A su lado, figuras como María Valverde, Celine Song, Gustavo Dudamel, Chino Darín, Rossy de Palma o Carolina Yuste, y también la hija de Antonio Flores, a la que me costó fotografiar. Su abuela era más sencilla. Por cierto coincidí algunas veces con su padre, que era de otro planeta ciertamente porque desprendía bondad, luz, era bello incluso en la tormenta de las noches interminables..

Mallorca Atlàntida Film Festival reina Letizia

El resto, como en todo buen final de película, fue puro Atlàntida, comenzó con la guitarra flamenca en concierto de Yerai Cortés, y acabo con la película de ‘El canto de las manos’, el documental dirigido por María Valverde que muestra la creación de una versión de ‘Fidelio’ interpretada por un elenco de artistas sordos, bajo la dirección del maestro Dudamel. Casi nada. Entre medias abrazos entre creadores, copas en el patio de La Misericòrdia, moda desenfadada, besos y ese ambiente tan nuestro, tan palmesano, de gran fiesta sin pose. Estaba la cultura, estaba el cine, estaban los de siempre y los que llegan con hambre de contar.

Atlàntida Mallorca Film Fest

Pero ese toque real, exquisito, fue el broche de oro. Estaban nuestros políticos, con Marga Prohens a la cabeza y disfrutando más que nadie de la noche a la que se sumó una temperatura perfecta para una gala que también resulto perfecta. Me temo que los mallorquines aún no somos conscientes de la extraordinaria dimensión que ha adquirido este festival que comenzó con muy pocos apoyos, pero con mucho amor al cine. No todos los festivales tienen Reina. Este sí. Y no podría haberle sentado mejor.

Simulacro de Moros y Cristianos de Pollença

Si uno, como un servidor tiene la dicha de nacer o vivir en Pollença acabará amando su día grande, el de la Patrona, que se celebró el dos de agosto, y así desde hace mas de cien años. La gran fiesta comienza de madrugada cuando la banda de música del pueblo se presenta en la Plaça Major para interpretar la Alborada, la primera que tocaran de las muchas que sonaran hasta que el sol este ya muy alto, con la intención de despertar al pueblo para que se una a la fiesta. Sigue un solemne oficio religioso en el que bailan los Cossiers, doce jóvenes y una dama a la que rinden pleitesía.

Y tras la comida o siesta o al combate. Los moros acompañados de la banda de cornetas y tambores recorren las principales calles del pueblo para que la gente no se duerma y les acompañe en la fiesta que mas quieren mis conciudadanos. Tras este increíble espectáculo de colores, música, torsos desnudos y camisetas rodando el aire los moros se retiran y aparece la procesión de nuestra señora de los Ángeles, la gran patrona.

Y acto seguido las campanas de la parroquia tocan a fuego, a alarma y peligro, como debieron hacerlo aquel 31 de mayo de 1550, día de la desgracia. La tensión ya se respira en el ambiente desde hace mucho rato, la mayoría sentimos un ahogo de emoción porque de repente todas las patronas que hemos vivido trayéndonos lo irrepetible.

Ahí esta la magia de esta tradición que mata lo malo y atrae lo bueno. No es una lucha, ni un drama, aunque lo fue en su día, lo pollensines lo hemos sabido transformar en fiesta. Fue maravilloso estar este día en nuestro pueblo y en de nuestros antepasados, comer con la familia Reynés, ver a mi sobrino vestir de cristiano por primera vez, y espero que lo haga muchas más a lo largo de su vida, y que lo haga para honrar a su madre y todos los que la han precedido en su amor a nuestro pueblo.

Primer altercado; me acerco para fotografiar a nuestro grupo familiar justo antes de que salga el héroe local, Joan Mas, interpretado por un joven elegido por votación popular. Para las familias que tienen un Joan Mas, o lo han tenido es motivo de mucho orgullo. El caso es que dos hombres impedían el paso mas allá de lo que la seguridad exigía. Pedí pasar un metro más para poder fotografiar el grupo de cristianos que contiene a los cientos que llevan detrás a duras penas porque la emoción les puede. Falta nada para que Joan Mas salte por la ventana y pida a la Virgen ayuda para poder defender al pueblo.

Es el gran momento, el que quería fotografiar dando solo un paso, porque sé muy bien lo peligroso que es estar ahí, y las molestias que causa. De repente un señor de la guardia me empuja con violencia, tanta que casi acabo en el suelo, niega mi profesión, el mayor de los insultos que puedo recibir, porque he entregado muchos años apasionadamente ejerciéndola, y lo que mas me sorprendió, dijo que sabia quien era. Yo no sabía quien era él, pero me puse machito. Cuando me tocan ahí soy muy macarra. Pues bien, este hombre es ni más ni menos el padre del joven que representaba a Joan Mas. ¿A quien se le ocurre poner en esa posición tan importante al padre, si todos los padres de todos los Joan Mas están de los nervios desde el mismo día en que sus hijos son elegidos?

Hablo con el alcalde Martí March, ayer mismo y admite que es responsabilidad suya permitir que ese pobre hombre, que vive su gran día con desenfreno puesto que es difícil gestionar tantas emociones, el orgullo y el poder de ser un policía, el policía de la fiesta. Pido a mi pueblo que reflexione y deje de destruir nuestras tradiciones incorporando a personas que no están preparadas. Hoy todos saben todo y de todo.

En ese hombre no había felicidad, ningún rasgo de orgullo paternal, es más prefirió estar en medio mandando y que se le viera orgulloso insultando a este periodista de su mismo pueblo que estar junto a su hijo. Y le pido al pueblo serenidad, volver a la sensatez, a celebrar nuestro gran día no con rabia, que se contagia, sino con amor al prójimo, en una felicidad compartida. Como la historia que sigue.

Susy Gómez celebra unas puertas abiertas en su casa de Pollença. Y lo hace para agasajar a sus amigos de toda la vida y a los que participan en el combate. En pocos días puso a punto la casa que fue de sus padres en la Calle Mayor, en la que muchas casas cierran por miedo a un desastre que nunca ha ocurrido pero que ella y su hija Uma puedan acoger a quien quiera estar en sus renovadas salas, llenas de vida. Camas turcas,, bancos de iglesia, el patio y la cocina de siempre, ramitas de olivo y su arte amando las antiguas paredes de esa casa que continua la historia familiar. Con este gesto Susy nos honra a todos y se honra a si misma.

La chef María Solivellas quiso formar parte de este renacer creando una mesa de uvas y pan árabe, cristianos y moros, un coctel delicioso con y sin alcohol, y agua y besos y abrazos teñidos de color a los que regresaban victoriosos de Ca’n Escarrixo, donde los cristianos orgullosos ganaron la batalla final. Ese camino de ida y vuelta lleva a la Parroquia donde se celebra un Te Deum que nos eleva y nos hace perdonar lo sufrido a la largo de nuestra vida porque grave es la verdad de 1550. No contaré hoy mi segunda batalla absurda, lo hare mañana, o pasado o nunca. Estoy de muy buen humor, y quiero que ustedes también lo estén.

Molts d’anys per la Patrona, Visca Pollença!

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