El preimputado Pedro Sánchez

Opinión de Eduardo Inda

El tardosanchismo está dejando reducido a la categoría de anécdota ese tardofelipismo en el que nos desayunábamos con un escándalo que sabíamos a ciencia cierta que sería menor en cantidad y calidad delictiva al que sobrevendría a la mañana siguiente. Jamás se me antojó superable esa etapa en la que se escapó el farlopero y muy delincuente director general de la Guardia Civil, en la que se descubrió que los servicios de inteligencia se empleaban hasta para espiar al Rey, en la que el hermano de Alfonso Guerra hacía business desde un despacho oficial, en la que se robaban los fondos reservados como si el mundo se fuera a acabar o en la que se había orquestado desde La Moncloa un engranaje para ajusticiar extrajudicialmente etarras.

Resulta indiscutible que la gigantesca bola de corrupción del sanchismo coge volumen por momentos. Nunca una mujer del presidente fue imputada y, obviamente, tampoco se ha dado el caso de una tetraimputada. Los cuatro presuntos delitos que convierten a Begoña Gómez en cuatro veces presunta corrupta es, como el de Rafa Nadal y sus 14 Roland Garros, un récord que no se batirá nunca. Y los otros cuatro supuestos delitos que atribuyen al hermanísimo, David Azagra, convierten en cómplice al presidente del Gobierno de estos ocho ilícitos penales. ¿Alguien en su sano juicio se cree que estas ocho fechorías se pudieron perpetrar sin el concurso activo del inquilino de nuestro rectangular Despacho Oval?

La UCO pisa los talones a un Pedro Sánchez al que le queda poco, muy poco, creo que ni un mes, para figurar como sospechoso de la comisión de varios delitos, bien por acción, bien por omisión. Está acreditado, más allá de toda duda razonable, como no podía ser de otra manera, que tuvo conocimiento de varias de las mangancias que han saltado a la luz en las últimas semanas. Tal y como declaró Víctor de Aldama ante Carlos Herrera, el presidente del Gobierno hablaba con José Luis Ábalos más veces al cabo del día que un par de novios en plena efervescencia de oxitocina.

Sánchez conocía al dedillo lo que hacían y deshacían tanto Koldo como ese Ábalos que era su número 2 ‘de facto’ en el Gobierno y en el partido

No me creo que Víctor de Aldama, más víctima que victimario en toda esta historia de corrupción, fuera al mitin de La Latina por un Pepu Hernández que es un triste de manual y un soberano coñazo como orador. Fue por lo que fue: para que Sánchez le agradeciera los servicios prestados. Que eso de que el presidente del Gobierno en ejercicio te sobe el lomo debe molar un rato. Como igualmente inconcebible me resulta que Aldama acudiera a Ferraz a la celebración de una de las dos victorias electorales de 2019, las únicas por cierto de las que puede presumir el loser Pedro Sánchez, porque es un socialista de pro. Por lo que tengo entendido, sus filias no están precisamente en ese espectro ideológico. Eran únicamente negocios. Unos negocios que no podía sacar adelante sin el visto bueno de una Administración que le exigía mordidas hasta por respirar.

Y, desde luego, no parece creíble ni plausible que hiciera por su cuenta y riesgo las veces de ministro de Exteriores del Gobierno de España en sus reuniones en Caracas con los líderes democráticos Juan Guaidó y Henry Ramos Allup, tal y como probaron anteayer gráficamente nuestros reporteros de investigación Fernán González e Irene Tabera. Tú no vas por la vida de embajador plenipotenciario si no cuentas con el aval del presidente del Gobierno. Es una conclusión de primero de perogrullo. Como tampoco haces de enlace con Delcy Rodríguez, la vicedictadora venezolana, si no te lo han pedido desde las cumbres más altas. Ábalos no se llevó a Barajas a Aldama para echar el rato con la número 2 de Nicolás Maduro sino porque el empresario era el único capaz de subsanar el gigantesco marrón diplomático desatado por el aterrizaje de una persona que tiene prohibida la entrada en la Unión Europea.

Y, yendo más allá, está de más resaltar que no hay dios que se crea que Ábalos y Koldo García hicieran de las suyas durante cuatro años sin que el presidente del Gobierno diera el visto bueno o se hiciera el sueco. Pedro Sánchez dispone del CNI, del Departamento de Seguridad Nacional, de la Policía y de la Guardia Civil, organismos todos ellos por los que pasa toda la información sensible que afecta a este país intra y extramuros. Un presidente lo sabe todo. Todo. OBVIO. Y Sánchez conocía al dedillo lo que hacían y deshacían tanto Koldo como ese Ábalos que era su número 2 de facto en el Gobierno y en el partido. Sólo les cortó la cabeza cuando el lodo amenazaba con anegar su zona de confort. Por cierto, querido Pedro: ¿por qué colaste en la lista electoral de las generales del año pasado a Ábalos si ya lo sabías todo? ¿Por miedo a que tirara de la manta tal vez?

Si trinca uno puede ser que vaya por libre, pero si lo hace todo quisqui hay que deducir que el PSOE es una organización criminal o mafiosa

Y, por supuesto, nadie en su sano juicio se cree el cuento chino ese de que lo de la trama de las mascarillas fuera otra mera coincidencia. Cuando logras endosárselas a Marlaska, Armengol, Ángel Víctor Torres y, obviamente, Ábalos, es porque hay tomate, porque hay un concierto ordenado desde arriba para comprárselas a Víctor de Aldama y cía. Un Aldama que luego resulta que para aquel entonces era ya amigo de la mujer del presidente del Gobierno. ¿O constituyó otra contingencia del azar que el 60 cumpleaños del ex ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE se celebrase en el restaurante del extorsionado empresario en el Manhattan madrileño? ¿También fue un simple capricho del destino que allá plantasen sus reales Pedro Sánchez y Begoña Gómez? ¿Cabe colegir lo mismo de la reunión de Aldama y la mujer del presidente en San Petersburgo?

Más casualidades: en Ferraz cobraba peaje a Aldama hasta la madre superiora. Si trinca uno puede ser que vaya por libre, si lo hace todo quisqui hay que deducir que el PSOE es una organización criminal o mafiosa. Si Cerdán se llevó al menos 15.000 en cash, si el jefe de gabinete de María Jesús Montero, Carlos Moreno, exigió 25.000 del ala, si Ángel Víctor Torres requirió 50.000 y si Koldo García y Ábalos se llevaron cientos de miles la cosa está entre clara y requeteclara.

Y, en otro orden de cosas, representa un imposible físico y metafísico que se cometiera la revelación de secretos con el novio de Isabel Díaz Ayuso sin la orden de la persona que figura en el vértice de la pirámide, es decir, Pedro Sánchez, al que su obsesión psicopática con la presidenta madrileña le ha metido en un callejón sin salida y de imprevisibles consecuencias. El cuento infantil ese de que García Ortiz actuaba por libre es un insulto a la inteligencia.

Pedro Sánchez se está llevando por delante un partido con 145 años de historia tirando de la más repugnante a la par que suicida chulería

Por no hablar de la millonada que ha podido acabar en tierras lejanas y que, más pronto que tarde, saldrá a la luz. Todos los caminos conducen a República Dominicana, adonde la gente normal va a tomar el sol y los corruptos españoles a esconder sus coimas. A Pedro Sánchez no le van a imputar así como así porque es el presidente del Gobierno y goza de ese privilegio medieval que es el aforamiento. Pero no es descartable que le llamen a consultas en sede judicial más pronto que tarde, siquiera como testigo, toda vez que la UCO dispone ya de serios indicios contra él.

Y, entre tanto, en una estrategia chulesca más propia de sátrapas acorralados que de dirigentes democráticos, arremeten contra los periodistas que hacen su trabajo —nada que ver con los feladores oficiales del reino— y tildan de «cacería humana» el trabajo de los 30 jueces que están sacando los colores penales a Sánchez y su entorno. Ese lawfare del que tanto gusta hablar a los sátrapas iberoamericanos que coleguean con el socialismo español. Y tampoco se han cortado a la hora de presentar a Begoña Gómez y a los corruptos Griñán y Chaves como estrellas invitadas del XLI Congreso del PSOE en Sevilla. Nerón era mucho más fino cuando decidió quemar Roma, al menos tocaba la lira, Sánchez se está llevando por delante un partido con 145 años de historia tirando de la más repugnante a la par que suicida chulería. Así es él y así acabará.

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