La pereza es la madre de la pobreza: la política de Díaz y del Gobierno
Los jóvenes quieren poder tener una vida propia pero Yolanda Díaz quiere hacerlos dependientes
Yolanda Díaz ha impuesto su medida populista consistente en la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas a finales del año que viene, 2025, tras un acuerdo con los sindicatos y dejando al margen a los empresarios, pues Díaz parece que sólo acepta negociar si se pliegan a sus imposiciones.
En dicho acuerdo, en el que parece no estar el Ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se escenificó una escena teatral de los líderes sindicales con la Ministra de Trabajo, con lágrimas falsas incluidas de esta última, para dar dramatismo al acto de firma de lo que ellos llaman un avance social, cuando, realmente, supone un retroceso social en toda regla, especialmente de los más necesitados.
Así, con el lema Trabajar menos. Vivir mejor, presentaron la reducción de jornada de 37,5 horas a la semana como un logro, cuando lo único que hace es poner los cimientos para destruir empleo a borbotones y dejar sin puesto de trabajo a muchas personas que lo necesitan para sacar a sus familias adelante.
Ese lema es bochornoso: llama a la pereza, a la vagancia, porque es lo que se esconde detrás de sus proclamas. Es falso que los jóvenes quiera trabajar menos, como dice Díaz. Los jóvenes quieren poder tener una vida propia, comprarse un piso, sacar adelante una familia que puedan formar, pero ella quiere hacerlos dependientes, obligarlos a compartir una casa, recluirlos en una habitación, con un subsidio que les haga depender del Gobierno, para tener controlado su voto, ya que tratan de comprar voluntades políticas.
Una sociedad no prospera trabajando menos, sino más. Hay que trabajar más y hay que trabajar mejor. Si se trabaja mejor, se ganará en eficiencia, con aumentos de la productividad, que reduce los costes. Si, además, se trabaja más, se producirá mucho más aparte de las ganancias de eficiencia, con lo que la producción alta permitirá reducir los costes fijos medios, avanzar en una reducción de precios, que posibilitará captar nuevos mercados, vender más y necesitar producir más todavía. Todo ello desembocará en la creación de empleo.
Eso es lo contrario de lo que Díaz y los sindicatos firmantes quieren lograr. Ellos sólo defienden a quienes tienen un puesto de trabajo, pero perjudican a los jóvenes, que no pueden prosperar, o a quienes no tienen un puesto de trabajo, o a quienes son más débiles, porque el empleo empeorará, lastrando sus oportunidades. Díaz, con ello, creará -o lo intentará- una capa de subsidiados, a los que se anula profesionalmente para tener un voto cautivo.
No es lógico trabajar menos en un país con la productividad baja y con un nivel de desempleo enorme, el mayor de la OCDE y de la UE. Díaz -y el Gobierno si lo aprueba en Consejo de Ministros- llama a la pereza, que es la madre de la pobreza, que es el lugar al que nos lleva el Ejecutivo con su política económica.
Tras este acuerdo, comenzará la tramitación en el Congreso. Cabe la posibilidad de que PNV o Junts voten en contra y no salga adelante, pero, en cualquier caso, la iniciativa gubernamental es pésima para la economía. Por el bien de la economía y del empleo, esperemos que no salga adelante en el Congreso.
Como digo, no puede reducirse la jornada laboral, porque no se está produciendo un incremento de la productividad, sino todo lo contrario. Con caídas de la productividad, una reducción de jornada conllevará caída de la producción, porque tampoco las empresas podrán contratar más trabajadores, al ser inasumible su coste. Ataca a los propios trabajadores, porque si se reduce la producción, se perderán puestos de trabajo. De hecho, si diferentes estudios estiman que la elasticidad del empleo respecto a los costes laborales es de 0,3 en valores absolutos, con una reducción de la jornada equivalente a 2,5 horas semanales -de 40 horas a 37,5 horas- la disminución de la jornada laboral es del 6,3%, que, aplicada la elasticidad, puede llevar a una merma en el empleo del 1,8%. Esa medida anula prácticamente en su totalidad la estimación de crecimiento del empleo para 2026 prevista por el Gobierno en su plan fiscal y estructural de medio plazo, donde estima que los ocupados crecerán un 2,2% dicho año, de manera que simplemente esta medida de reducción de la jornada laboral anulará, en la práctica, la práctica totalidad del crecimiento del empleo en 2026,
Es, por tanto, una barbaridad económica querer aplicar esta medida, que sólo conduce al debilitamiento de su economía y del mercado laboral, a un empobrecimiento de la sociedad. Es la imposición de la receta de la extrema izquierda, que alcanza a todo el Gobierno, donde creen que estas decisiones no tienen efectos, jugando irresponsablemente, así, con la prosperidad de todos los ciudadanos.
Muy feliz Navidad para todos los lectores de OKDIARIO.
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