Un paso imprescindible para aclarar las cuentas del Rey emérito
La Agencia Tributaria española por fin ha dado un primer paso efectivo para comprobar si las regularizaciones llevadas a cabo por el Rey Juan Carlos en el presente año, que han supuesto el pago a la Hacienda Pública de más de cinco millones de euros, son “completas y veraces”, tal y como exige la ley. Frente al estancamiento de las diligencias abiertas por la Fiscalía del Tribunal Supremo, que tenían como objetivo dilucidar si se habían cometido irregularidades por parte del Rey Emérito en el cobro de cien millones de dólares, recibidos del Rey de Arabia Saudí, la inspección de Hacienda ha comunicado recientemente al anterior monarca la apertura de una inspección tributaria para determinar si la regularización llevada a cabo por los abogados de Don Juan Carlos es correcta y no se ha dejado ninguna cantidad más en el limbo fiscal.
Es siempre una buena noticia que se den pasos adelante en un asunto tan vidrioso como éste, en el que se mezclan las declaraciones de quienes aseguran que lo que pretende el padre del actual Rey es ponerse a cero con las deudas que pudiera tener con la Hacienda española y posibilitar así su regreso a España, y las constantes acusaciones de quienes ven en la actuación irregular de Don Juan Carlos la coartada perfecta para demandar la desaparición de la institución monárquica del país.
Hay quien no se fía de que las dos regularizaciones fiscales realizadas por el emérito sean totales y pongan a cero sus deudas con la Hacienda pública, además de seguir afirmando que la Justicia –en contra de lo que dijo Don Juan Carlos en un discurso navideño- no es igual para todos. Por eso, la apertura de la inspección por parte de la AEAT es un gesto imprescindible de sus responsables para que sean ellos los que determinen si el anterior Jefe del Estado ha puesto sus cuentas a cero y ha quedado limpio su expediente de cualquier sombra de duda o sospecha. También el resultado de la inspección servirá para convencer a los más escépticos de que el gesto de Don Juan Carlos de regularizar su situación fiscal antes de que se abriera un expediente por parte de la Agencia Tributaria no era torticero sino que respondía al deseo, tardío pero real, de ponerse al día en sus pagos a la Hacienda pública.
Ahora, en lo que hay que confiar es que el resultado de esa inspección no se eternice, que no avance a paso de tortuga, al igual que los procedimientos abiertos en otras altas instancias estatales. Los ciudadanos de este país necesitan conocer la verdad de lo que ha estado presente en las primeras páginas de decenas de publicaciones tanto españolas como extranjeras. No se deben producir más demoras.