Meritxell ‘Forcadell’
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, quiso torear al Tribunal Supremo y puede salir gravemente corneada. Y es que la trampa socialcomunista para no inhabilitar al diputado Alberto Rodríguez, como dejó claro el alto tribunal, se le ha vuelto en contra. Lo que pretendían PSOE y Podemos era un fraude de ley. Batet se permitió el lujo de solicitar a los equipos jurídicos del Congreso un informe ad hoc -es decir, dando cobertura a la trampa socialcomunista-, pero el Supremo ha movido ficha al preguntar cuándo empezaba el cumplimiento de la pena, dando por hecho, pues, que el diputado tendría que ser inhabilitado. En estas circunstancias, la Secretaría General del Congreso ya ha dejado claro a Batet que si no cumple con lo acordado por el Supremo la responsable de la desobediencia será ella y sólo ella. Al final, la mentira tiene las patas muy cortas y la trampa socialcomunista se ha vuelto contra la presidenta del Congreso de los Diputados, que no tiene otra opción que acatar el mandato del tribunal.
Lo que resulta una ignominia es que la mayoría socialcomunista de la Mesa del Congreso se esté comportando de la misma manera que se comportó en su día la Mesa del Parlament catalán con su presidenta al frente. Intentar parecerse a los golpistas no es el mejor camino. Eso lo debería saber, mejor que nadie, Meritxell Batet, que dio el visto bueno al plan socialcomunista para burlar al Tribunal Supremo. Más allá del caso concreto del diputado Rodríguez, lo que parece evidente es que la mayoría de la Mesa no puede actuar en contra del mandato de los tribunales: eso, aquí, y en cualquier Estado de Derecho, es un delito. Y la responsable del mismo tiene un nombre: Meritxell Batet. Hasta aquí hemos llegado, presidenta. Un paso más en falso y ya sabe usted a lo que se enfrenta. Acuérdese de la señora Forcadell.
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