Memoria Democrática, esa asignatura cutre
El último cuarto de siglo los baleares nos hemos enganchado a la izquierda y eso que veníamos de una tierra de moderación. De hecho, ahí seguimos, al menos hasta 2019, en que por primera vez en unas elecciones autonómicas el PSIB-PSOE superaba al PP. También es cierto que es el mismo período en que eran televisados los asaltos de la policía judicial a instituciones que gobernaba el PP. Nada era gratuito, por supuesto, contando además con una judicatura más bien escorada a la izquierda.
Digo que seguimos moderados porque mientras el PP siempre ha gobernado en solitario desde el Govern a excepción de los días de Maria Antònia Munar como consellera de Cultura y fulminantemente cesada por Gabriel Cañellas, cuando el caso cuadros, el PSIB-PSOE en cambio ha necesitado de socios a su izquierda para llegar a la planta noble del Consolat de Mar. Mientras duró su romance con UM, la moderación evitó despropósitos inimaginables, hasta que llegaron libres de ataduras y empezó a campar a sus anchas el radicalismo de izquierdas.
Las dos últimas legislaturas, o sea desde 2015, el Govern Frankestein de la separatista encubierta Francina Armengol ha hecho y deshecho a su antojo apoyándose en un PSM radicalizado -bajo el camuflaje de Més- y Podemos, esa reunión de tribus o circulitos antisistema. La ausencia de liderazgo en el centroderecha ha permitido que así sucediera. También el voto conservador con su abstención un tanto macarra ha tenido buena culpa de ello. Llamar a los sucesivos Governs de Armengol Frankenstein nada tiene de gratuito al ser pioneros de una práctica sublimada por el doctor cum fraude Sánchez.
La verdad, parece mentira que los baleares continuemos tan enganchados a la izquierda después de las sucesivas barbaridades que vienen sucediendo a partir de 2018, cuando prosperó la moción de censura a Mariano Rajoy. No parece razonable que siendo vecinos de una tierra de moderación, hayamos consentido que la izquierda más radical nos siga manipulando día a día.
Acabamos de conocer el desvío, fraudulento, de una importante cantidad de dinero para pagarle un capricho a la radiofórmula que anula la capacidad de nuestros adolescentes para acceder a músicas más enriquecedoras. ¿Dónde se ha metido la Fiscalía? ¿Dónde está? Meciendo la cuna progre, claro.
Ahora quieren que nuestros hijos o nietos estudien Memoria Democrática por capricho de Podemos y también porque ya le va bien al resto de socios.
La asignatura de marras es una herramienta de manipulación a las claras y con la mala sangre de la Secretaría Autonómica de Memoria Democrática, creada por el Pacte a exigencias de Podemos. Una secretaría, que depende de la Conselleria de la que es titular Juan Pedro Yllanes, mira por dónde un magistrado metido a político mentecato. Empieza a entenderse tanto lío. Y por si fuera poco, actor secundario o no tanto es la presidenta de Memoria Democrática, Maria Antònia Oliver, es decir una esquizoide de la revancha que no para de machacar con la cantinela esa de que “es algo que afecta a los derechos humanos”. Pero siempre que sean víctimas franquistas, que las otras no se merecen custodia humanitaria alguna, por ser de derechas.
La obsesión de esta gentuza podemita llega al extremo de que el titular de la secretaría en cuestión, Jesús Jurado, llega a proclamar: “La realidad es que aún vivimos en una sociedad impregnada de franquismo y por eso hay que hacer pedagogía”. ¿Qué pedagogía? ¿Obligar al sacerdote menorquín Juan Huguet a escupir sobre un crucifico y, al no hacerlo, pegarle un tiro en la sien, para después reconocer al fusilado brigada asesino como víctima?
Que no me manosee los cataplines esta gentuza, que es palabra reconocida por la RAE para señalar “gente que es considerada despreciable”, es decir, “que no se toma en cuenta por su insignificancia”. Esta asignatura resulta tan cutre que bastaría para desengancharnos de la izquierda si no fuera por lo tóxico de la corrección política, tantos años anulando nuestra voluntad.
Pero insisto. ¿Dónde está la Fiscalía con las menores prostituidas y tantos dineros desviados a una emisora amiga de la izquierda? Pues eso.
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