La maratón informativa de los Reyes frente a la pandemia 

La maratón informativa de los Reyes frente a la pandemia 

Desde hace 40 días, desde el pasado 20 de Marzo, los Reyes Felipe y Letizia iniciaron una auténtica carrera de fondo desde los despachos del Palacio de la Zarzuela para tener una información exhaustiva de cómo iba afectando la pandemia del coronavirus a la sociedad española, especialmente a los sectores más vulnerables. La fórmula para conocer a fondo y sin filtros que paliaran la situación  lo que está pasando no podía ser otra que contactar y escuchar atentamente a los responsables de cada una de las distintas áreas de la población que han ido desfilando por la sede de la Jefatura del Estado para contar la cruda realidad a la pareja real.

El trabajo se ha repartido a veces entre don Felipe y doña Letizia. Mientras que el monarca mantenía una videoconferencia con la cúpula de los empresarios –CEOE y CEPYME- los autónomos –ATA- y los sindicatos –CCOO y UGT- la consorte real escuchaba a los representantes de las Asociaciones de Sordociegos, Autistas, Mujeres explotadas sexualmente y ONGs como Cruz Roja o UNICEF. Pero poco a poco, hemos visto como ambos, los Reyes Felipe y Letizia, contactaban de forma conjunta con sectores esenciales en los tiempos de prevalencia de la pandemia por el Covid 19: directores de hospitales de toda España que han luchado por atender y sacar adelante a los enfermos, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que trabajan sin descanso para encontrar una vacuna o algún medicamento para sanar a los contagiados, o responsables del Instituto Carlos III que participan en proyectos globales para paliar los efectos destructivos del coronavirus.

Cada día, los Reyes, juntos y por separado, han mantenido entre tres y cinco de estos contactos vía telemática con personas que han aportado una información exhaustiva sobre asuntos tan diversos como la forma en que los distribuidores cinematográficos van a afrontar el futuro de las salas de proyección de las películas, los cambios que habrá que asumir en los teatros y salas de ópera y conciertos, el futuro del sector hostelero obligado a cumplir con las normas de separación física de los clientes que les puede llevar a la ruina, las dificultades de agricultores y ganaderos para seguir abasteciendo a los consumidores ante la falta de trabajadores que recojan las cosechas…todo un mundo que está cambiando y generando en consecuencia unas incertidumbres para las que no hay ahora mismo respuestas.

Calificar esta tarea de la Corona de maratón no es exagerado ni significa un exceso de elogio y alabanzas hacia el papel que desempeña la monarquía en este momento de grave inquietud por esa “nueva normalidad” que se nos anuncia. Es, simplemente, reconocer la labor de quién quiere transmitir un mensaje de ánimo cuando estamos llegando a ese tiempo en el que lo último que se pierde es la esperanza.

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