Lo que tendría que hacer Sánchez es pedir perdón

Lo que tendría que hacer Sánchez es pedir perdón

El 21 de abril de 2005, el Congreso de los Diputados aprobó, con los votos en contra del PP, la proposición de Ley Orgánica de modificación del Código Penal presentada por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero para derogar tres artículos del Código Penal por el que se sancionaban con penas de entre tres a cinco años de cárcel e inhabilitación a la autoridad que convoque procesos electorales o consultas populares por la vía del referéndum careciendo de competencia.

El por entonces portavoz del PP, Ignacio Astarloa, defendió que no se puede privar al Estado de Derecho de instrumentos de defensa «frente al desafío de quien quiere convocar un referéndum de secesión de manera ilegal» . Astarloa se mostró en contra de que no tenga consecuencias jurídicas que una autoridad pública convoque a la ciudadanía para «provocar por las bravas la ruptura de España». Las palabras que en su día pronunció Astarloa resultaron premonitorias. «¿Qué hará el Gobierno y el PSOE cuando «el desafío se produzca» y no existan esos «instrumentos razonables?», preguntó.

La respuesta a las cuestión planteada por Astarloa es clara. Nada. Solo ahora, cuando la ira independentista ha incendiado las calles de Cataluña y el separatismo insiste en su desafío al Estado de Derecho, el presidente del Gobierno en funciones anuncia en un debate electoral que volverá a recuperar el delito de referéndum ilegal. No cabe mayor hipocresía. Si tuviera vergüenza, lo que tendría que hacer el jefe del Ejecutivo es pedir perdón a los españoles por la tropelía que cometió su partido en 2005, al dejar al Estado de Derecho sin un instrumento fundamental de defensa. Sánchez es un oportunista que, según le conviene, se abraza a la bandera y al marco constitucional o tiende puentes al separatismo para asegurarse el poder. Su partido le hizo un daño de proporciones gigantescas a España y ahora Sánchez se presenta como el salvador de la patria. Es, sencillamente, un cínico.

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