La Liga en los despachos

La Liga en los despachos
La Liga en los despachos

Aun faltan 10 días para que el Mallorca reciba en Son Moix al Real Madrid, previo viaje a Cádiz, y ya me aburre tanto comentario igual. Empiezan los medios informando del precio de las entradas, que llevo años sin entender cómo no cobran la publicidad, y Maffeo ya ha tenido que contestar preguntas relacionadas con su previsible marcaje a Vinicius, ¡faltaría más!. Y, la verdad, lo ha hecho muy bien. Cuando son tantos los contrarios que se quejan del comportamiento del brasileño en el campo, será que no todo se pierde por una de las partes. De hecho si no jugara en el equipo en que lo hace saldría a amonestación por partido y más de una tarjeta roja. Provoca, simula, engaña, se hace la víctima y aprovecha la protección arbitral y el miedo de los defensas a entrarle por todo lo que ha removido, no siempre con razón, a su alrededor.

Entra dentro de lo normal que su club le defienda y que su entrenador le alabe, pero ya no tanto que su obvio comportamiento, al borde de lo antideportivo, merezca elogios en lugar de críticas. Es verdad que el guion es tan viejo como el fútbol. Pasó a la historia el primer árbitro que osó expulsar a Cruyff, creo que fue un tal Melero Guaza, madrileño, y Andoni Goicoechea, del Athletic, sigue siendo el «carnicero» que cazó a Maradona. Eso si, no se habló de Pepe, el internacional portugués que en el Bernabeu bailó un zapateado sobre un jugador del Getafe, o de ilustres «cazarecompensas» como el barcelonista Eladio.

Podríamos escribir amplias estadísticas entre leñeros por un lado y piscineros por otro, pero sería una pérdida de tiempo. El fútbol profesional dejó de ser un deporte, ni siquiera espectáculo, para convertirse en un negocio cuyo juego se practica hace tiempo más cerca de los despachos que del césped.

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