‘Hillbilly Veep’ o la elegía de J.D. Vance

Vance

Hillbilly es un término peyorativo usado en Estados Unidos para definir a los habitantes blancos de ciertas áreas remotas, rurales o montañosas. Aparte de otras cuestiones, el desempeño de los niños en estas zonas ha sido tradicionalmente de los más bajos, incluso las mediciones de su cociente intelectual indican cifras por debajo de la media. El gran Thomas Sowell ha escrito en varios libros sobre este tema, especialmente en Black Rednecks and White Liberals. La tesis de Sowell en esta y otras obras es que la razones del fracaso comparativo de las sociedades negras en EEUU, siendo reales, no se pueden imputar a diferencias raciales o étnicas sino, precisamente, a la herencia recibida por contagio con esas sociedades blancas de la América profunda lastradas por culturas inoperantes y atrasadas originarias de la inmigración de las zonas norte de Escocia.

Dice en Black Rednecks and White Liberals: «Los bajos puntajes en las pruebas de algunos niños inmigrantes europeos no pueden atribuirse automáticamente a que sean nuevos en los Estados Unidos. Ha habido comunidades asentadas de blancos con puntajes en las pruebas similares a las de los negros, personas culturalmente aisladas como los habitantes de las Islas Hébridas de Escocia, personas que vivían en las comunidades montañosas de Tennesse (hillbillies) o los habitantes de las comunidades canal boat en Gran Bretaña. En resumen, algunos tipos de culturas tienden a producir puntuaciones más bajas en las pruebas mentales, ya sean las personas en esas culturas blancas o negras, estadounidenses o europeas».

Pues bien, ése es el origen del número dos de Donald Trump en las elecciones a la presidencia de los EEUU. Un abogado y senador de 39 años, J.D. Vance, que escribió la biografía de sus años jóvenes en el libro Hillbilly Elegy, memoria publicada en el 2016 sobre cómo crecer en la pobreza en los Apalaches y de la que se hizo una adaptación cinematográfica con el mismo título que pueden ver en Netflix. Una elección atrevida, pues, el senador de Ohio (joven estrella del Partido Republicano) hace menos de una década saltó a la fama como crítico de Trump. Sin embargo, acabó convirtiéndose en uno de sus más acérrimos defensores en el Senado y un sustituto frecuente en debates en la televisión. «Después de una larga deliberación y reflexión, y considerando los tremendos talentos de muchos otros, he decidido que la persona más adecuada para asumir el cargo de vicepresidente de los Estados Unidos es el senador J.D. Vance del gran estado de Ohio», escribió Trump en su sitio web Truth Social y que recogen en este artículo.

Trump no ha optado por una pareja comercial al estilo demócrata (negro, mujer…), sino por un representante de esa América pobre, trabajadora y con escasos estudios. Un cateto del Rust Belt, que incluye partes de los estados críticos de Pensilvania, Michigan y Wisconsin, y que ha recibido una oleada de apoyo de los republicanos electos. Por ejemplo, Andy Ogles le dijo a Politico que el relato de Vance es apreciado por el pueblo estadounidense porque cuenta cómo «a veces es difícil salir adelante y poner comida en la mesa. Y tener a alguien que sea vicepresidente que haya vivido eso, que haya tenido éxito y que ahora no solo sea el vicepresidente, sino que todos los ojos van a estar puestos en él como potencialmente el próximo abanderado del Partido Republicano. Eso es enorme y es literalmente el sueño americano».

Aunque se le reprocha a Vance su poca experiencia, el editor general de The Spectator World, Ben Domenech, está convencido de que Trump, sólo tres años mayor que Biden, ha elegido a un heredero. Vamos a seguir todo esto con interés.

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