La gran coalición de Casado

Hace pocos días, OKDIARIO nos contaba que el líder del PP, Pablo Casado, había dicho, durante su viaje por América, que estaría dispuesto a un gran acuerdo de coalición con el PSOE, o bien a que Vox le apoye «sin contraprestaciones» como hace con Ayuso en Madrid. El titular que ha circulado en la prensa ha sido que Casado se abre a una gran coalición PP-PSOE.
Como les he dicho desde hace más de dos años, soy partidario de una gran coalición (o como lo llamé en un momento dado, el tricentrito). Sería lo coherente con el grado de coincidencia ideológica del PP y PSOE (y Cs mientras viva) en un 75% de sus políticas (porcentaje de veces que votan lo mismo en el Parlamento europeo), permitiría despejar el campo para una alternativa desde el tercer partido (Vox), y frenaría considerablemente la influencia de la extrema izquierda y el separatismo en la toma de decisiones. Siempre he dicho que el electorado sabría premiar a PP o Cs si se atrevieran a formar parte de una gran coalición, sobre todo por los efectos de dique anti-comunista que la coalición proporcionaría (algo que ya se ha probado en Europa con las grandes coaliciones alemanas o el pentapartito de los ochenta en Italia). Un efecto anti-comunista que hizo que, en 2019, la que pidió a Casado la gran coalición (sin que la dirección del PP hiciera caso), fue nada menos que Cayetana Álvarez de Toledo, como nos contó en su momento nuestro periódico. Posición ésta la de Cayetana que tampoco era original: Esperanza Aguirre en 2015 ofreció la Alcaldía de Madrid al PSOE para evitar que el comunismo se hiciera con ella.
Así las cosas, no puedo más que saludar con agrado la idea de la gran coalición, pues pienso que ella terminaría con los virajes del PP, que me parecen un timo al electorado.
Ahora bien, el problema de Casado es el de siempre: juega a aparentar. Ha logrado el titular de la gran coalición, pero si se lee la letra pequeña dicha coalición no será tal. Lo único que contempla es un pacto recíproco de apoyo al más votado con el PSOE. Eso no es una gran coalición. Una gran coalición requiere un gobierno compartido, o por lo menos un acuerdo programático (algo bien sencillo entre dos partidos socialdemócratas). Pero, como de costumbre, Casado nos ofrece más ruido que nueces.
Pero, si falaz resulta la propuesta de la gran coalición, no lo es menos la alternativa: dice que también le parecería bien un gobierno con Vox como “en la Comunidad de Madrid, en la que Vox ha apoyado el gobierno regional, pero sin ninguna contraprestación”. Eso es mentira. Primero, porque Ayuso nunca ha planteado al electorado de la no-izquierda de Madrid un trágala como el que pretende Casado, sino que siempre se ha mostrado abierta a las posiciones del electorado de Vox. Segundo, porque Ayuso si ha dado y dará contraprestaciones a Vox (como se ha visto en la reciente aprobación de los presupuestos). Y tercero, porque los números de Ayuso (65PP/13Vox) no son los de Casado (89/52), que no llega ni a doblar a Vox.
Lo que ofrece Casado es un desprecio a los votantes de Vox (que no en vano muchos en Madrid votan a Ayuso). Si después de casi ocho años de pluripartidismo no se ha enterado de que hay que negociar, le irá mal, pues cuando Casado desprecia a los votantes (como pasó en Cataluña cuando aniquiló la campaña del PP en RAC1), el beneficiado siempre es Vox.