La falacia del «escudo social»

Asegura el Gobierno que esta crisis económica, a diferencia de la anterior, tendrá un «escudo social». No es verdad. Lo que ha hecho el Ejecutivo socialcomunista es arbitrar de forma temporal un parche en una herida de gigantescas dimensiones. En lugar de poner en marcha un paquete urgente de medidas fiscales de amplio espectro para que autónomos y pequeñas y medianas empresas puedan encarar el futuro sin la soga de los impuestos al cuello, lo que ha hecho es sacar un paraguas para protegerse del temporal.
Los datos así lo evidencian: el paro avanza desbocado hacia los cuatro millones, sin contar los casi tres millones y medio de personas afectadas por un Erte, que no computan como desempleados -muchas de las cuales no han visto aún ni un euro- y que se enfrentan a un futuro sombrío. Muchos de los Erte de ahora, serán los Ere del mañana, cuando el Ejecutivo repliegue el endeble paraguas al que llama eufemísticamente «escudo social». Hay cinco millones largos de personas que están cobrando prestaciones del Estado y el Gobierno habla de «estabilidad». Falso. ¿Y dentro de unos meses?
El problema es que el Gobierno ha optado por la receta menos apropiada, porque la tragedia económica no cesará cuando pase el estado de alarma y entremos en eso que Sánchez llama «nueva normalidad». Centenares de miles de pequeñas y medianas empresas, las que dan empleo a millones de españoles, no podrán continuar. Es imposible que ante la magnitud del agujero en sus cuentas puedan recuperarse si el Ejecutivo las sigue asfixiando a impuestos y cotizaciones. Es por eso que el «escudo social» del que presume el Gobierno se convertirá en papel en lugar de coraza.
Las cifras del paro y de la Seguridad Social demuestran que el mercado de trabajo español -que ya venía dando tumbos ante de la crisis del coronavirus- se ha quebrado de raíz. Y que el «escudo social» del Gobierno es lo mismo que ponerse debajo de la tormenta cubriéndose la cabeza con papel de aluminio.