Candilazos

Facebook, Torquemadas y pseudoperiodismo

Facebook, Torquemadas y pseudoperiodismo
Segundo Sanz

Lo mismo que hay pseudomadridistas, como dejó escrito Mourinho, hay pseudoperiodistas. Los hay que van de guardianes de la profesión, muy críticos y muy vanguardistas ellos, cuando, en realidad, se la están cargando, pervirtiéndola hasta la médula. A estos iluminados de la manipulación ya no les sirve hacer periodismo desde un medio de comunicación ya sea público o privado, sino que montan plataformas –por llamarlas de alguna manera– para ampliar el negocio y seguir haciendo caja a costa de la mentira.

Lo más obsceno ha sido ver a Facebook, la red social por excelencia –cualidad que cada día pierde terreno ante la podredumbre moral e intelectual–, ha recurrido a ellas como “verificadoras” de notificas falsas o bulos cuando no son siquiera capaces de comprender que “varios días” pueden ser “72 horas”. El problema está en que sus entrañas están tan ideologizadas, sesgadas hacia la izquierda populista y caviar, que su legitimidad para ejercer como una especie de Torquemadas de la quintaesencia del periodismo es ninguna.

Además, ¿por qué tienen que erigirse en Septones Supremos de quienes ejercen su trabajo lo mejor posible? ¿Y a ellos quién los verifica? ¿Quién les pone contra el espejo de sus infundios disfrazados de verdad absoluta? Para dar con la respuesta hay que encontrarla en esa superioridad moral que siempre se ha atribuido la izquierda recalcitrante. A partir de ahora, y en base al acuerdo suscrito con Facebook, cuando una de estas plataformas califique una historia como “falsa”, se mostrará “más abajo en la sección de noticias, lo que reducirá su distribución” en la red social. Hasta en un 80%.

Esto convertirá a tales herramientas, si es que no lo son ya, en auténticas armas de propaganda para la izquierda amiga. Basta con ver al PSOE cómo ha aprovechado el último aguijonazo de estos investigadores de la tergiversación. “El PP de Casado: Tu bebé a cambio de papeles”, ha escrito en Twitter el partido de Sánchez sin rubor alguno. Lo que fue un breve en la edición de domingo de un diario nacional se convirtió tres días después en una campaña de desprestigio para atacar al Partido Popular. De una información rigurosa se pasó a un elemento de casus belli contra los populares. Y ello, sólo se produjo cuando intervinieron tales convencidos cazatrolas.

El partido de Casado ha propuesto llevar en su futura Ley de Apoyo a la Maternidad una medida que ya está implantada en la Comunidad de Madrid y que consiste en que si una madre inmigrante en situación irregular no puede de ningún modo mantener a un hijo y no tiene otra salida que darlo en adopción, siempre antes que abandonarlo, que este hecho de dar sus datos no suponga el inicio de un expediente de expulsión y goce de los mismos derechos que si estuviera regularizada. Una medida que está encaminada a garantizar por ley esa confidencialidad. Pero de ahí, a decir, como hicieron estos verificadores, que el PP plantea cambiar hijos en adopción por papeles para madres inmigrantes en situación irregular es una canallada y una fake news como una catedral.

El desencadenante de este embuste fue que dichos inquisidores de nuevo cuño aprovecharon la explicación que les dio en privado el PP –daba igual cuál fuese su respuesta– para hacer la envolvente y gestar la patraña. Lo cual fue siempre su objetivo. Para evitar que la historia se repita, los gabinetes de prensa de partidos e instituciones deben diferenciar entre lo que son medios de comunicación, cualquiera que sea su línea editorial, y lo que son portales de pseudoperiodismo. Los primeros son el canal que te permite llegar con mayores garantías al ciudadano, siempre soberano en la interpretación final de la noticia ofrecida. Pero si haces feedback con los segundos y das pie a que te devoren, pues te devoran.

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