Escrivá, ‘in aeternum’
Poco ha tardado José Luis Escrivá en dejar claro que ha llegado al Banco de España para quedarse, pues lo primero que ha hecho es plantear una reforma de la Ley de Autonomía del Instituto Emisor para alargar su mandato como gobernador más allá de los seis años no renovables que contempla la norma actual. De modo que nada más sentarse en el sillón de mando ha decidido atornillarse, lo que revela hasta qué punto el ex ministro de Pedro Sánchez pretende perpetuarse en el poder.
Precisamente la limitación de mandatos tenía como fin preservar la autonomía del Banco de España respecto del poder político. Es cierto que en otros bancos centrales es normal que los mandatos sean más largos o bien que sean renovables, pero no lo es menos que la situación de Escrivá es inédita, pues nunca nadie había pasado del Consejo de Ministros al cargo de gobernador. Si lo que se ha criticado es la falta de independencia de Escrivá lo que no tiene sentido es justificar el cambio para prolongar su mandato con el argumento de que se hace para garantizar la independencia de la entidad.
Lo más surrealista es que Escrivá, por aquello de guardar las apariencias, haya decidido crear un grupo de trabajo para tratar, entre otros, este asunto y haya ofrecido la presidencia del mismo a Fernando Fernández, único consejero del organismo nombrado a propuesta del PP. Parece evidente que lo que pretende el nuevo gobernador es blanquear su perpetuación en el cargo por la vía de otorgar protagonismo al único consejero que no ha sido designado por el Gobierno.
Con independencia de las pretensiones de Escrivá lo que sorprende es su absoluta falta de pudor. No ha sido capaz ni de asentarse en el puesto y ya pretende perpetuarse por la vía de una polémica reforma legal. Y encima tiene el cuajo de decir que es para «garantizar la independencia del Banco de España». Se nota que es de la escuela de Pedro Sánchez.