¡ERCOÑOTURMANA!
¿Os acordáis de Ada Colau disfrazada de abeja Supervivienda? ¿Y de SuperCat, ese superhéroe independentista que llevaba por capa una estelada, mallas amarillas con slip negro por fuera, camiseta amarilla con otra bandera independentista, alpargatas con cintas rojas, antifaz y barretina roja en la cabeza? ¿Y de Karmele Marchante en la portada de Interviú desnuda envuelta en otra estelada? Las manifestaciones independentistas siempre han estado plagadas de personajes de este tipo. Un jubilado vestido de preso con rayas amarillas y negras, una pelota atada en un tobillo y una camiseta de la república catalana; una separatista manifestándose con la cabeza dentro de una jaula de pájaros; otro que iba a votar disfrazado de plátano amarillo; sor Lucía Caram, Santiago Espot, el Mozo separatista, Albert Donaire… Infinidad de personajes similares a sus líderes, porque no me digáis que Puigdemont, Junqueras y Rufián no son todos para echarse unas risas. Así es el independentismo, ridículos a los ojos de todos, menos para ellos, que no se ven como son en realidad.
Jair Domínguez y Toni Soler, los supuestos humoristas catalanes que hicieron burla de la Semana Santa y de la Virgen del Rocío en un bochornoso programa de TV3 del pasado 4 de abril, son exactamente así, personajes tan ridículos como Karmele Marchante, SuperCat, sor Lucía Caram o Puigdemont, pero que tienen su público entre los que son iguales que ellos. El mismo tipo de personas que son capaces de votar a una candidata que en los mítines de su competencia se disfrazaba de heroína, con leotardos y capa amarillos, calzón negro y máscara; y que veneran a un presidente que, con un peinado ridículo, declaró la independencia durante 56 segundos para luego salir huyendo al extranjero escondido en el maletero de su coche; son los mismos a los que les hace gracia el humor zafio, basto y ridículo de la televisión pública catalana.
Dijo Nietzsche que «la potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar». Tanto el humorista como su público deben tener la capacidad de entender el chiste. La sátira, la ironía y el sarcasmo tan sólo hacen reír a las personas con un cerebro normal, mientras el bobo se queda esperando a que alguien se lo explique. Para hacer reír a estos que tienen menos luces que una patera debes ponerte a su mismo nivel y eso Jair Domínguez y Toni Soler lo consiguen ofendiendo e insultando siempre a los mismos, que para eso les pagan. La televisión pública catalana nos cuesta casi 300 millones de euros. No es magia, son tus impuestos. Sanidad y Educación. 44 euros por catalán, casi el doble de la barbaridad de dinero que desperdicia Rtve, que son 25 euros por español al año. 300 millones de euros en manos de ERC, los socios golpistas de Pedro Sánchez que los utilizan para insultarnos a los que no somos independentistas como ellos.
Así que, cuando el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno exigió a TV3 que pidiera disculpas por la ofensa a los andaluces y sus tradiciones, las respuestas de los dos cómicos no se hicieron esperar. «Te puedes esperar sentado», le dijo Soler; y «Ni un día sin un tonto ofendido», contestó Domínguez. En la TV3 de ERC se ha interpretado el himno de España con sonidos de flatulencias, se ha emitido un programa de bricolaje enseñando a fabricar objetos para lanzar a la Guardia Civil, se ha entrevistado a un ex preso de Guantánamo que defendió que «el terrorismo no debería ser delito en ningún país democrático» y se emite continuamente el exabrupto «puta España», porque lo consideran «divertido». Personajes sin ningún sentido del ridículo que para forrarse de dinero público no les da vergüenza rebajarse para hacer reír con pedos, mocos e insultos a un público cuyo cociente intelectual no alcanza la normalidad. Es un error esperar sus disculpas, tan sólo son capaces de entender el lenguaje que ellos usan. Por eso hay que dirigirse a ellos en los términos que lo hizo la ex diputada Teresa Rodríguez: ¡¡Ercoñoturmana!!
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