La economía vuelve a frenarse

En distintas ocasiones, he escrito aquí, en OKDIARIO, que la economía española se encuentra en una situación muy complicada, fruto de las distintas restricciones que se han adoptado como consecuencia de la pandemia, de la inseguridad jurídica que provocan las cambiantes, incoherentes, contradictorias y distintas decisiones que toma cada administración, y de la incertidumbre que todo ello genera.
Ya dije también que un nuevo cierre económico sería la puntilla para la economía española. Si entonces decía que no dejaban de oírse, cada vez con más intensidad, a muchas personas que pedían que se repitiese de nuevo el encierro de primavera, de manera que querían que, de nuevo, tuviésemos esa especie de arresto domiciliario a la que llamaron incorrectamente confinamiento, hoy tengo que decir que esas voces no disminuyen, sino que aumentan, de manera que ya hay muchas regiones que vuelven a solicitarlo.
Cada nueva restricción es un clavo nuevo en el ataúd de muchos negocios, a los que los políticos están llevando a la ruina, sin que dichas medidas restrictivas sirvan para mejorar la situación sanitaria, como demuestran los datos: hay más restricciones cada semana y, semanalmente, se dan más contagios. Eso sí, la culpa siempre es de los ciudadanos, no de quienes no han sabido alertar del virus e impedir a tiempo su expansión, ni de quienes dieron órdenes contradictorias sobre el uso de mascarillas, ni de quienes dicen una semana una cosa y a la siguiente la contraria, con un absoluto fracaso en la gestión, que demuestra la ausencia de preparación de los políticos actuales, con honrosas excepciones.
El Gobierno, en lugar de echar la culpa a los ciudadanos, que mayoritariamente están obrando de manera ejemplar, y de imponer tantas restricciones que están haciendo que la crisis económica sea ya peor que la sanitaria, cuyas consecuencias vamos a ver en toda su crudeza en este año 2021, en forma de incremento importante del paro, si siguen con la misma política de gestión que hasta ahora, ¿por qué no se preocupan de agilizar la campaña de vacunación?
¿Cómo puede ser que no se pongan todas las vacunas que llegan. ¿Por qué? ¿No es esencial la vacuna? Pues aceleren entonces. Eso es lo que tienen que hacer. Como diría una relevante política de hace algunos años, “no tienen otra cosa mejor que hacer”.
Varias autonomías han tomado la decisión de cerrar la actividad no esencial a horas muy tempranas y otras piden un nuevo encierro domiciliario. Todo ello es irracional. Parece mentira que no se den cuenta de que dicha dureza en el encierro no sirve de nada para erradicar la pandemia. Quizás para frenar algo los contagios, pero a un coste imposible de asumir, porque se llevaría, ya definitivamente, por delante la economía. España, que tuvo el más duro encierro de todos los países, cuenta con una de las peores cifras en relación con la pandemia en el contexto internacional, y, además, hunde la economía.
La actividad económica española ha disminuido notablemente. Mientras el Gobierno de Sánchez trata de vender que esa especie de Plan Marshall será la panacea de todos los males, la realidad es bien distinta. En primer lugar, la ayuda europea no va a llegar de inmediato, sino que los primeros fondos pueden que se reciban en septiembre de 2021. En segundo lugar, tiene que haber capacidad para ejecutarlos. En tercer lugar, hay que intentar que no se pierdan sinergias si se intenta hacer un reparto regional. En cuarto lugar, debe lograr invertirse en proyectos que sean tractores del crecimiento estructural. Y en quinto lugar, no deben malgastarse alimentando partidas de gasto recurrente no necesario, porque sólo empeoraría las cosas. Junto a ello, como parte también de la realidad, de la cruda realidad, nos encontramos con un panorama empresarial desolador, donde más de 90.000 empresas (94.324, exactamente) han cerrado, según la Seguridad Social, desde febrero. Es algo que se puede comprobar en cada paseo que se dé por cualquier pueblo o ciudad. Estremece ver en una misma manzana un conjunto de locales cerrados, uno detrás de otro.
BBVA Research acaba de estimar que las nuevas restricciones han hecho que el crecimiento del cuarto trimestre se vuelva muy pequeño y que en el primero de 2021 el crecimiento vaya a ser cero, elemento que frena nuestras posibilidades de recuperación de manera importante.
España no va a mejorar sanitariamente por cerrar más, sino por gestionar más eficientemente todo el plan sanitario y por acelerar el proceso de vacunación. Hay una parte mayoritaria de la población a la que el virus no afecta de manera importante. Protejamos a los vulnerables y dejemos que el resto vaya a trabajar, al tiempo que se incrementa el ritmo de vacunación. De esa manera, se podrá comenzar la recuperación, porque si se insiste en estos nuevos cierres, entonces, como digo, muchas empresas ya no volverán a abrir, amén de que muchas personas terminarán con enfermedades mentales o circulatorias. No se trata sólo de salvar la economía; es que salvar la economía es salvar la sanidad y la salud. Mientras no comprendan esto, mientras no se den cuenta de que con cada restricción envían a miles de familia a la miseria, no habremos iniciado el camino de la recuperación. Quienes hablan tan a la ligera de cerrar, deberían reflexionar sobre sus consecuencias, también en vidas humanas, pues una depresión económica provocará más muertes que el virus. La economía se está desangrando y, con las restricciones, en lugar de hacer un torniquete para taponar la hemorragia, están sajando la herida mientras muchas personas tienen verdaderos problemas para alimentar a sus familias. Un nuevo encierro domiciliario sería, por tanto, catastrófico. Como escribía aquí hace unos días, menos ganas por imponer restricciones y más eficiencia en la campaña de vacunación.