¿Dudas sobre la victoria de Feijóo?

Feijóo Sánchez
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Salvando todas las distancias y circunstancias, la situación del Partido Popular hoy, como legítimo aspirante al retorno en el poder, se asemeja mucho al vivido aquellos días aciagos por Mariano Rajoy en las postrimerías del 2011, cuando el paquebote zapateril zozobró irremediablemente.

«En el PSOE sabemos perfectamente que nuestra derrota no tiene marcha atrás», decían al autor varios dirigentes socialistas conocidos y, posiblemente, de las mejores cabezas de una formación completamente destartalada por mor de la enfermedad política de Sánchez. Y añadían: «Probablemente, el único que todavía no se ha enterado es el propio Sánchez…».

Observo a mi alrededor, que es muy amplio, que cada día que pasa se disipan más las dudas acerca de la victoria de Alberto Núñez Feijóo el día 23 de julio. Comenzaré diciendo que para el comentarista, victoria no es sólo obtener mayor número de votos populares y más escaños, victoria significa poder formar gobierno de una forma nada aparatosa y sin demasiados requiebros. ¿Con Vox? Probablemente, y mucho más, si las izquierdas siguen empeñadas en considerar a cuatro millones de votos libres y soberanos como si hubieran surgido de las fauces del nacionalsocialismo alemán. Oigan, no.

Vuelvo a repetir lo que escribí la pasada semana en otros artículos de corte similar. No hace ni dos meses que el presidente Sánchez fue a visitar a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, «ultraderechista» según los zurdos españoles, y hete aquí que el ultraizquierdista Sánchez no paró de hacer reverencias y arrumacos a la peligrosa y rubicunda mandamás italiana. ¿Pasa algo extraordinario y grave en Italia y en la Unión Europea? Evidentemente, no. Mucho más grave que pactara con asesinos, chorreando de sangre sus manos, o llegara a acuerdos con aquéllos para los que España sólo es un enemigo a derrotar, destruir y humillar. Y de esto sabe mucho, muchísimo Sánchez. Incluso, aún más grave, confeccionar un Gobierno con gente que tiene como iconos políticos y sociales a genocidas convictos y confesos en Hispanoamérica.

El gran problema que se le plantea a Feijóo no es el 23J, a mi modesto entender. El gran asunto es cómo mete mano a la herencia Sánchez y afronta cuatro años para restañar las inmensas heridas de todo tipo dejadas por el semi-sátrapa: de convivencia, económicas, históricas, mentiras convulsas y engaños a gogó. El presidente del PP tiene mimbres para urdir un cesto en forma de equipo solvente, determinados y honrado. Ya lo hicieron otros de su partido antes de que él pudiera. Será mejor gobernante que opositor.

P. D. A ningún mediano conocedor de la situación se le oculta que si Feijóo llega a la jefatura del Gobierno –como parece–, tardará no menos de un año en desactivar minas dejadas estratégicamente por el sanchismo: en los ministerios, en el CIS, en RTVE, Efe, CNMV, Cesid, Policía Nacional, embajadas…

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