PRIMERA LÍNEA

Dejen ya de estorbar señor Sánchez y señora Armengol

Dejen ya de estorbar señor Sánchez y señora Armengol

Es interesante lo que transmite la palabra estorbar. Significa, de una parte, «poner dificultad u obstáculo a la ejecución de algo» y también, «molestar, incomodar». ¿A qué se refería Pedro Sánchez? Aunque lo más probable es que no sepa de qué va ni lo uno ni lo otro, tratándose del doctor cum fraude. Había levantado gran expectación el primer careo en el Senado entre el pernicioso efecto Sánchez y el mucho más esperanzador efecto Núñez Feijóo.

A toro pasado ya sabemos que Sánchez optó por lo que es tan habitual en él, o sea, ser un faltón empedernido y tanto vale «que falta u ofende al hablar», como «que falta con frecuencia a sus obligaciones y promesas». Lo malo de resultar faltón, en este caso, es que Sánchez dejó al descubierto su ausencia de talante socialdemócrata, al menospreciar unas propuestas económicas en sintonía con la doctrina socialdemócrata y eso que la idea llegaba ¡desde la bancada de la derecha! en un ejemplar ejercicio de sentido común.

Núñez Feijóo proponía devolver a las rentas medias y bajas el exceso en la recaudación de Hacienda y así paliar sus economías maltrechas. Del mismo modo que el actual canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, siendo responsable de economía en el gobierno de coalición con Angela Merkel se comprometió a inyectar importantes ayudas en un tejido social sometido a las duras condiciones derivadas de los cierres de actividad por la pandemia.

Probablemente al presidente Sánchez le traicionó el subconsciente, cuando le soltó a Alberto Núñez Feijóo aquello de: «No estorbe». Porque, en efecto, estorbaba quedar tan en evidencia que él es un falso socialdemócrata con el añadido de que sus declaraciones, grabadas en vídeo, serán susceptibles de ser manipuladas por los medios afines y paniaguados, pero también llegar a multitud de personas y sin interrupciones o manipulaciones a través de unas redes sociales que la izquierda tenebrosa ha dejado de tener controladas.

Conviene subrayarlo porque cansa mucho escuchar alardear a socialistas de un supuesto talante socialdemócrata cuando el día a día de los sanchistas va en la dirección contraria. Descorazonador, asimismo, observar a la piara de senadores socialistas aplaudiendo con gran satisfacción, el trile argumental de su gran timonel. Algo a lo que estamos acostumbrados a presenciar en el Parlamento balear con una Francina Armengol, que es un clon de Sánchez o también vale a la inversa, es decir que Sánchez vale como clon de Francina Armengol. Tal para cual. Intercambiables y ni él, ni ella, socialdemócratas.

Basta con repasar las intervenciones de la presidenta socialista del Govern en los plenos de la Cámara balear para constatar que su chulería, pariente cercano a la autosuficiencia, es puro enconamiento con el enemigo político. Porque ella desconoce el significado de la palabra adversario. Lo mismo le pasa a Pedro Sánchez. La autosuficiencia es condición de «quien se basta a sí mismo». El uno y la otra lo son, de la misma manera que bastarse a uno mismo equivale a mantener cerrada la puerta al diálogo, salvo con los de su cuerda ideológica que entonces no es diálogo sino simple componenda.

En su información publicada en EL MUNDO, Juanma Lamet elevaba a titular el palmario entrecomillado de un miembro del equipo de Núñez Feijóo: «Si hacer propuestas es estorbar…». Palmario, desde el momento en que era la expresión tan clara, patente y manifiesta, como para poner a Pedro Sánchez en evidencia o dicho de otra manera, incómodo ante su propia imagen vacía y profundamente sumida en el desprestigio. Lo mismo vale para Armengol, a quien le crecen los enanos por la presunta corrupción de su entorno.

Bien es cierto que no conviene distraerles, porque ellos solitos van cavando su propia tumba política. Núñez Feijóo estorbaba a Sánchez en el Senado al destapar (mejor dicho, ratificar) que incumple sus obligaciones y promesas de manera sistemática y claro, el líder del PP resultó bastante incómodo. Una lección, la de Núñez Feijoo esta semana en el Senado, que marca cuál ha de ser el camino a seguir por la oposición constitucionalista (PP y Vox lo son, mal que le pese a la extrema izquierda) para desarbolar de una vez el relato progresista inspirado en un supuesto buenismo, pero sobre todo castrante y si no que aprendan de una vez su significado: «Actitud de los que ante los conflictos rebajan su gravedad, ceden con benevolencia o bien actúan con excesiva tolerancia».

¿Dónde se quedó aquello de la «tolerancia cero», tan cacareado por Rodríguez Zapatero? ¡Ah, claro! Sólo si va contra la verdad revelada en el catecismo progresista. En definitiva, dejen ya de estorbar señor Sánchez y señora Armengol. ¡Albricias, se acerca el 2023!

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