El cuatridilema de Casado

El cuatridilema de Casado

Lo que escucho a diario sobre el liderazgo de Pablo Casado al frente del centro derecha guarda muchas similitudes con lo que se podía oír de Aznar y Rajoy cuando intentaban desplazar al socialismo del poder.

-¡Este tío no llega! Es flojo de remos… Hay otros(as) candidatos en el PP mejores…

El proceso de acercamiento al poder del centro derecha es también muy similar. Acaricia, hoy, mañana ya veremos, el 30% de los votos (según todas las encuestas, salvo las de Tezanos), por la quiebra generalizada de un Gobierno paticorto. Hay que volver a repetir que las elecciones no las gana la oposición, sino que las pierden los gobiernos… En cualquier país libre, democrático y soberano, naturalmente.

Cierto es que la situación actual en España del centro derecha y la derecha radical no es la misma que en 1996 y en el 2011. A la derecha del Partido Popular se revuelve una formación a la que el radicalismo irredento del Gobierno le favorece mucho en temas que golpean las grandes bolsas de votos. Sin embargo, bien estudiado el gran hándicap -por incomparecencia durante décadas- continúa siendo el mismo. La no izquierda democrática no se ha sacudido los sempiternos sambenitos a la hora de combatir la diatriba de sus adversarios en la ausencia de valores. A ello contribuye poderosamente la orfandad mediática que le acompaña, algo de lo que es muy consciente Casado que, pese a todos los intentos, no logra acompañamientos.

Libertades, impuestos, equipos. La tríada en la oferta de PC al pueblo español. Sin olvidar nunca que debe mantener el centro sin escorarse demasiado porque Abascal existe. Tras tres años en una travesía agónica, el PP parece asentarse en torno al 30% de los votos (hoy, mañana no se sabe) y eso se nota en los acercamientos “magnis itineribus” de las pituitarias que han demostrado saber de qué lado sopla el poder por llegar.

Si la gestión gubernamental -sobre todo en materia económica- se consolida como fiasco, habrá llegado la oportunidad de retornar al poder. De ahí, que Pablo Casado busque alumbrado por la lámpara de Diógenes nombres relevantes en la sociedad civil que pudieran encargarse de las cosas de comer. Esa y la cultura del mérito es lo que debe marcar la diferencia con una izquierda incapaz de regentar con éxito una mercería. La renovación en el partido es un hecho.

Quizá debería copiar al candidato socialdemócrata alemán que aspira a suceder a la histórica Angela Merkel. Abrir la boca cuando se tiene algo serio que pregonar.

PD. En esa Larga Marcha parece más que evidente al iniciarse un curso político decisivo que debe mover el banquillo en áreas claves, especialmente en aquellas que más capota. Tampoco hace falta señalar a nadie.

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