LA BUENA SOCIEDAD

Glamour de verdad de la mano de Riva y Meliá

riva meliá

La icónica marca náutica italiana Riva Yacht desembarcó en la tarde de ayer en el cinco estrellas de Illetes (Mallorca), el Hotel de Mar Gran Meliá, con un espacio gastronómico y una embarcación exclusiva para explorar la costa mallorquina. Y aunque sé que todos nuestros lectores saben a la perfección qué es y qué significa una Riva, haré a modo de resumen ultrachic la historia de esta embarcación que se hizo para transitar-navegar, obvio, lugares como Venecia y ha conquistado el mundo con su elegancia mítica. Una leyenda moderna.

La historia de Riva es el relato de una experiencia única e inimitable, en la que reside el secreto de su belleza y estilo imbatibles, ahora y siempre, desde su nacimiento. Fue en 1842 en el lago Iseo cuando una tormenta arrasó de repente la flota de pesqueros. Tras el desastre, un constructor de buques hizo maravillas, devolviendo a muchas de estas embarcaciones su estado original y ganándose el respeto y la admiración de la gente del lugar en el proceso.

Así fue como nació la leyenda de Riva y, con ella, la de Pietro Riva, quien tomó las riendas de su destino desde el mismo momento en que llegó a la pequeña localidad de Sarnico. Allí abrió el astillero donde lanzaría sus primeras creaciones Riva, trabajos artesanales con una personalidad y una clase extraordinarias, incluso para aquella época.

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Esteban Mercer, Belén Puerto y Gabriel Escarrer.

La excelente reputación de Riva fue aumentando y el astillero siguió creciendo con Ernesto, el hijo de Pietro, quien añadió embarcaciones alimentadas con un motor de combustión interna. Había llegado la era de los grandes barcos de pasajeros y mercancías en el lago. Tras la Segunda Guerra Mundial, fue Serafino Riva quien proporcionó a la empresa su identidad definitiva, transformando los prestigiosos productos del astillero en una verdadera marca que forjaría la historia de los yates.

La producción pasó de las embarcaciones de transporte a las de motor, aunque éste todavía era un mercado incipiente en aquella época. A finales de los años 20 y principios de los 30, los yates de carreras barrieron a todos los anteriores, cosechando innumerables victorias y récords en competiciones nacionales e internacionales.

Los 50 fueron la década de Carlo Riva, cuyo talento y pasión convirtieron a la marca en una de las estrellas más brillantes del firmamento náutico, al conseguir que los barcos Riva sedujesen a las celebridades de la época y se convirtieran en iconos de diseño y símbolos de un estilo de vida. En esta década de la revolución del diseño italiano, el Ingegnere, apodo con el que se conocía a Carlo Riva, se metió de lleno en la teoría preponderante de ensalzamiento de la velocidad, con una serie de diseños con un ímpetu inconfundible. A partir de 1956 empezó a colaborar con el diseñador y arquitecto Giorgio Barilani. Fue en noviembre de 1962 cuando nació la leyenda: Aquarama. Sus líneas mágicas y su atractivo irresistible lo convirtieron en un clásico al instante: el icono de Riva, el barco por excelencia, una marca en sí misma dentro de la marca.

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Nieves Álvarez, Esteban Mercer y Belén Puerto.

Otro hito histórico tuvo lugar en 1969, cuando la empresa empezó a fabricar embarcaciones de fibra de vidrio. Los dos primeros modelos de material compuesto fueron el day cruiser Bahia Mar 20′ y el cabin cruiser Sport Fisherman 25′. Después vendrían otros en las siguientes tres décadas, en concreto, el St. Tropez y el Superamerica, el primer cabin cruiser a gran escala. Incluso a medida que la fibra de vidrio fue ganando terreno, Riva siguió construyendo runabouts de madera hasta 1996, año del nacimiento del Aquarama Special n.º 784.

Desilusionado por el clima de conflicto dentro del sector industrial, Carlo Riva vendió el astillero a la empresa estadounidense Whittaker en septiembre de 1969, aunque siguió desempeñando el cargo de presidente y director General. Entregó las riendas de la empresa en julio de 1971 a su cuñado Gino Gervasoni, quien había sido su socio desde 1950. En 1989, un año después de que Riva fuese adquirida en su totalidad por el grupo británico Vickers, la relación de 41 años de duración entre Gervasoni y el astillero llegó a su fin, cerrándose el telón de la era de la familia Riva. Algunos años después, en 1991, en el Salón Náutico de Génova, Riva presentó su primer yate diseñado por Mauro Micheli: el 58′ Bahamas.

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Juan Betancourt con su mánager.

En fin, que esta marca histórica del saber hacer italiano desembarca de la mejor manera, uniéndose a una de las empresas familiares más prestigiosas de Baleares, Meliá, que se ha posicionado en el mercado hotelero de lujo gracias a visionarios como los Escarrer. Anoche recibían con su característica amabilidad Gabriel Escarrer y su esposa, la maravillosa Belén Puerto, vestida con un precioso traje veraniego que resaltaba su luz.

El Hotel de Mar Gran Meliá de Illetes inauguró con mucha elegancia un nuevo espacio gastronómico, Riva Lounge, en su terraza frente al mar, un lugar con un diseño inspirado en las legendarias embarcaciones Riva, firma con la que el grupo hotelero mallorquín ha colaborado en este proyecto, reflejo de un estilo de vida exclusivo. Y de una unión que sólo puede traer cosas buenas.

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Asistentes a la inauguración de Riva Lounge en el Hotel de Mar Gran Meliá de Illetes.

Inspirado en el refinado universo de las embarcaciones Riva, el Riva Lounge ofrece una experiencia sensorial única. Su diseño rinde homenaje a los clásicos modelos Aquarama con detalles como la barra y las mesas de caoba a rayas, las icónicas sillas náuticas y maquetas originales, creando un ambiente sofisticado y relajado a partes iguales.

A la inauguración asistieron las influencers Chiara Ferragni, María Pombo, Emily Costa y Rosalind Weinberg; la modelo Nieves Álvarez, los actores Miriam Giovanelli, Juan Betancourt, Pepe Barroso y Martina Colombari y la artista Lulu Figueroa.

Siempre digo que traer a famosos de fuera entretiene y hay que seguir haciéndolo, aunque he de confesarles algo, a quien miro y examino es al producto local, a los de toda la vida, con los que paso las veladas más divertidas y son los que más aportan fuera del cliché social al que estoy obligado. Enhorabuena una vez más a la familia Escarrer, a todo el grupo Meliá y a todos los que fuimos invitados y asistimos en buena compañía. Sé que hoy alguna que otra persona se pregunta cosas. Estoy a su entera disposición queridos lectores.

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