¿Cuántos menas está dispuesto a acoger Richard Gere?

Richard Gere
Xavier Rius
  • Xavier Rius
  • Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

Hace unos años me tragué entero un Salvados sobre el Open Arms (2016). Los del programa de Jordi Évole se subieron al Astral, uno de los dos barcos de la organización.

La verdad es que nunca he entendido cómo una persona que se dedicaba al socorrismo podía fletar dos buques. Aunque fueran por razones humanitarias. Yo creo que algún día se conocerá el tinglado.

Además, en el 2016, la CGT denunció al bueno de Óscar Camps por vulneración de derechos laborales. Pero siempre me dio la sensación de que el asunto no tuvo, en Cataluña, el interés informativo que merecía. Cosas del oasis.

No en vano, un año antes había sido elegido Catalán del Año (2015). Aunque, en realidad, semejante título es una iniciativa privada. En este caso, de El Periódico. Eso sí, para remachar el clavo, el Parlament le dio también la medalla de honor en el 2019.

Me llamó la atención una escena al final del programa. Cuando uno de los tripulantes de la embarcación admitía que las bandas «nos sueltan, nos esperan aquí y saben que vendremos. Les hacemos la vida más sencilla a los traficantes», reconocía.

Hasta explicaba al periodista que «llevan el mismo iPhone que tú» y que gracias a Open Arms ganaban más dinero porque reutilizaban «la barcaza y el motor». Los dejaban en aguas internacionales, pero a solo 18 millas de la costa. La ONG se hacía entonces cargo de ellos.

Por este procedimiento podían hacer varios viajes al día y, en cada uno, trasladaban a «130 o 150 personas». Hagan números. Al fin y al cabo, los primeros en explotar a los inmigrantes son los propios inmigrantes.

Luego Jordi Évole le preguntaba a Óscar Camps: «¿Ahora qué va a pasar con estas personas?». Y el empresario respondía: «No nos toca pensar ahora en esto, estamos aquí para sacarlos del mar».

Solo aquel 5 de julio del 2016 rescataron a 4.500 personas en un día. En cuatro meses, más de 15.000. El año anterior habían llegado a Europa 800.000 refugiados. A Europa, no a países árabes, a pesar de ser de la misma religión y cultura.

Ahora, los de Open Arms han celebrado su décimo aniversario con una fiesta por todo lo alto en el antiguo edificio de la Bolsa de Barcelona. Solo alquilarlo debe costar un pastón. Se enorgullecen de haber rescatado a 72.000 inmigrantes en una década. No sé si, en la ceremonia, había alguno porque todo eran oropeles. Al menos, en las fotos no vi a ninguno.

Óscar Camps se quejó de que, en su opinión, «Europa ha fallado». Él es un firme partidario del «papeles para todos», «refugees welcome», «volem acollir».

Mientras que el actor norteamericano Richard Gere -el de películas míticas como Oficial y caballero o Pretty Woman-, le dio las gracias. «¿Cómo no apoyarlos?», se preguntó.

«Debéis estar orgullosos de este grupo de personas que hace tan durísimo trabajo ayudando a quienes más lo necesitan. Están haciendo el trabajo de Dios. Son extraordinarios», insistió.

En el acto —presentado por el periodista Marc Giró— estaba también el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que no se pierde una. Y los actores o cantautores Eduard Fernández, Rozalén, Sergi López, Rigoberta Bandini, Silvia Abril, Joan Manuel Serrat o Rossy de Palma, entre otros.

Pero me pregunto si todos estos miembros de la farándula están dispuestos a acoger a un inmigrante en su casa. Incluido, por supuesto, el propio Richard Gere.

Es como cuando las estrellas de Hollywood hacían campaña contra Donald Trump. El único inmigrante que debían ver —latino en este caso— es el que les corta el césped del jardín o les cuida la piscina de ensueño.

No se lo he podido preguntar nunca a un actor famoso si está dispuesto a semejante labor humanitaria. Sin embargo, en el 2019, durante una rueda de prensa del gobierno catalán, sí que tuve la ocasión de plantearle la cuestión al entonces titular de Exteriores, Alfred Bosch, de Esquerra. El mismo que más tarde tuvo que dimitir por encubrir un caso de acoso sexual de su jefe de gabinete.

—Consejero, ¿no si usted ha acogido nunca a un refugiado o un mena?
—Como gobierno de Cataluña lo estamos haciendo —me respondió.
—No, le pregunto a usted como persona.

Escurrió el bulto. Me dijo que era «una pregunta personal». O sea, que no. Por eso, ánimo desde aquí a todos los citados a acoger uno. Incluso mayor de edad.

Si no, pueden cambiar su vida de lujo por un barrio en el que la inmigración supera ya el 30%. Donde, obviamente, hay problemas de convivencia. E incluso de inseguridad ciudadana. En algunos casos, graves. El Raval mismo no les quedaba muy lejos.

Y, para terminar, quiero dejar claro que desde luego no puede morirse nadie en medio del Mediterráneo. Solo faltaría. Pero que acto seguido, tras el rescate, deberían ser devueltos a sus países de origen. Nos estamos jugando el futuro, ahora sí, de Europa.

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