Correr por la Tramuntana
Circular por las carreteras de la Tramuntana, pongamos por caso el circuito Valldemossa-Deià-Sóller, aunque sucede lo mismo en la mayoría de las vías que atraviesan esta zona de Mallorca, constituye una auténtica aventura, mucho más en verano cuando transitan por ella, además de miles de coches de alquiler, los autocares propios de la actividad turística, amén de los autobuses de línea.
A este auténtico disparate ni los ayuntamientos afectados, menos aún el Consell insular, y por supuesto sin que la comunidad autónoma parezca haberse dado por enterada del problema, han sido capaces de ordenar razonablemente estas vías y hacerlas cuando menos más seguras.
Por estos circuitos solo deberían poder circular autocares y autobuses de tipo medio, evitando en algunos tramos el paso a la vez de dos vehículos de este tonelaje. El poderoso lobby del transporte seguramente se mostrará siempre contrario a estas medidas, pero la seguridad en la circulación por estas zonas debería imponerse adoptando las directrices que puedan garantizarla.
Los ayuntamientos por los que pasan estas vías, muchas de las cuales atraviesan su casco urbano, vienen solicitando medidas para apaciguar este tráfico, de la misma forma como la carretera del Puig Major se ha convertido también, sin que nadie logre evitarlo, en un circuito de pruebas, además del insoportable ruido que ello conlleva, impropio de las zonas en teoría más tranquilas de toda la isla.
Pero hay más. Por estas carreteras discurren algunos de los 24 rallys que a lo largo del año se celebran en la isla, en circuitos como Pollença-Lluc, Bunyola-Orient, Puigpunyent-Galilea pero, especialmente, los dos rallys de subida al Puig Major que conllevan el cierre de la carretera durante horas, puesto que este rally pasa por los municipios de Bunyola, Alaró, Lloseta y Selva para terminar en la carretera de Caimari a Lluc.
Los alcaldes concernidos por esta problemática han expresado al conseller Iván Sevillano, del Consell insular obviamente, que es un fenómeno del tráfico imposible, su malestar por la falta de consenso a la hora de organizar las actividades deportivas. Como lo han hecho también a la hora de lograr que el tráfico de estas zonas sea objeto de una transformación que evite circular como si se tratase de vehículos de gran tamaño marchando por una autopista.
Probablemente, estos alcaldes no van a lograr absolutamente nada. Los problemas en las carreteras de Mallorca languidecen y se evita tomar cualquier medida que aconseja la pura lógica. Pudiera ser que, aunque resulte difícil de entender, esto sea lo que se pretende. Al fin y al cabo, si se circulara en carro se evitarían todos estos inconvenientes y toda Mallorca, especialmente la Tramuntana, se acercaría a un paraíso. Ya ven, así de sencillo.
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