La Copa no es copa si no te la bebes
El único título que ha ganado el Mallorca, Supercopa aparte, es el de la Copa del Rey del 2003, y ha sido subcampeón de tres ocasiones más. Es lógico que la afición tenga en alta estima esa competición, igual que los jugadores, técnicos y accionistas. Al margen de la opinión que su sistema y organización nos merezca, que es muy mala, vamos a respetar la ilusión que despierta. Sin entrar en detalles.
A pesar de eso conviene no dramatizar. El rival de turno, anfitrión dado el caso, fue un histórico animador de la liga y compitió con honor y buenos resultados plantando cara a los grandes con un plantel de jugadores desconocidos que incluso entraron en las convocatorias de la Selección: Batalla, un fornido central, Neme, un «10 espectacular», Martín Esperanza, que recaló en el Atlético Baleares, Cobo, portero que militó en el Mallorca, Vavá o Cholo, un lateral zurdo adelantado a su tiempo, entrenados por Héctor Rial, el ex jugador del Real Madrid que también reinó en el banquillo del Lluis Sitjar.
Pero el Pontevedra, clavada su pica en Primera, no ha vuelto a levantar cabeza desde su ocaso. En la reserva de su viejo Pasarón revive su memoria como líder del Grupo I de, ¡ojo!, tercera división por mucho que la llamen Segunda Federación. No sabemos si es mejor que el Sant Andreu o el Sabadell, por no insistir en los de la Via de Cintura, pero por ahí andará la cosa aunque se haya merendado al Levante y al Villarreal.
Si el fútbol no estuviera tan manipulado y tramposo, aceptaríamos que no hay enemigo pequeño y, como se decía de aquella vieja gloria «hay que roelo», pero ese hueso no debería ser tan duro, que en este caso es antónimo de fácil, ni es cierto que no haya contrincantes inferiores como comprobamos cada jornada con sus correspondientes arbitrajes. Hablando del Rey de Roma, el canario Hernández Hernández, internacional, de Lanzarote y uno de los preferidos en el Comité que todavía preside Medina Cantalejo, ha sido designado para aplicar el reglamento sobre el terreno de juego. Obviaremos por esta vez, la estadística.
Arrasate, que también en Pamplona vivió la amargura de perder una final, ha borrado de su lista a Dani Luna y Javi Llabrés, con el equipaje preparado para volar a otros destinos. No han embarcado ni Samu, por lesión ni Raillo, por «decisión técnica». El técnico promete rotaciones sin perder competitividad, extraña maniobra. Lo cierto es que en un envite desigual por definición, Goliath tiene mucho prestigio que perder, y poco que ganar ante el pequeño David. Claro que en Galicia no hay honderos, pero sí meigas.