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Un caos previsible

Un caos previsible

LUNES: SEGUNDO CINTURÓN. Por las mañanas, la radio, en conexión con el departamento de Movilidad del Consell de Mallorca, una fuente, por tanto, fiable, desgrana las desgracias de la arteria de movilidad más importante de la ciudad: la Vía de cintura. Los atascos matutinos para acceder a Palma son descomunales y un importante impedimento para quienes, y son millares, acuden a la ciudad, que es el más importante centro de trabajo de toda la isla. Lo que ocurre en la Vía de Cintura es la lógica consecuencia de su saturación, ya que esta vía subió su tráfico en 9.000 coches diarios en un año, con tramos que llegan a los 177.015. Pero esto no termina aquí.

El tráfico del Paseo Marítimo, ante la unión de las autopistas de poniente y levante, en el plazo de un año quedará reducido a la mitad. Una buena parte de este trafico se proyectará sobre la Vía de Cintura, que puede alcanzar por tanto puntas de tráfico que superen ampliamente los 200.000 vehículos diarios o incluso más. La solución lógica sería terminar el Segundo Cinturón, Vía Conectora o segunda Vía de Cintura, dígase lo que se quiera, pero el Consell de Mallorca ha decidido ahora que esta vía que descongestionaría buena parte todo el sistema circulatorio de los accesos y salidas de Palma quedará eliminada. Nos espera el caos. Un caos previsible, pero caos circulatorio, al fin.

MIÉRCOLES: UNA CALLE EN LOS HOSTALETS. La caída de Barcelona y la posterior de Palma en julio de 1715 es, según el independentismo, el símbolo de la sumisión de Mallorca a las tropas francesas de Felipe V, bestia negra del nacionalismo balear, al mando del Caballero d’Asphelt. Hagamos un poco de historia. Allá por el año 1979, Cort se propuso el objetivo de poner en catalán el nombre de las calles al tiempo que depurar el callejero, en una especie de memoria histórica avant la lettre. Entonces, normalizaron el nombre de 125 calles mientras otras 77 con nombres vinculados al régimen franquista cambiaron de denominación. Y el proceso, tanto de traducción como de depuración, ha continuado hasta hoy con algunos disparates sonados. Pero hete aquí que permanece, en un milagro de supervivencia, la calle del Caballero d’Asphelt. Conclusión: o los de Més no se han enterado todavía o bien han decidido perdonar el centralismo de Felipe V, aunque no creo. De momento, el del Caballero d’Asphelt aún tiene una calle en Els Hostalets.

VIERNES: DE LA PLASSA DE CATALUNYA AL POBLE SEC. Para escribir bien cualquier lengua es necesaria la ortografía, que es un conjunto de reglas del idioma escrito. Pero existe otra parte de la fonética de la lengua no menos importante: la ortología, que se define como la rama de la fonética que establece las normas convencionales de pronunciación de una lengua. Pues bien, en Mallorca tenemos planteado un buen sindiós con la pronunciación. Hete aquí un ejemplo: la plassa del prugrés. En los autobuses de Palma uno tiene la sensación de que se está trasladando, un suponer, de la plaza de Catalunya a Poble Sec. Tal es la fonética catalana que usan los autobuses, por encargo de una EMT catalanista, en sus alocuciones. Podría, puede, entenderse perfectamente que no utilicen la fonética mallorquina diciendo sa plassa des progrés, pero no debería utilizarse tampoco la catalana diciendo la plassa del prugrés. Y mucho menos pronunciar la o como una u. Aquí no se discute la unidad de la lengua, que esto corresponde a otras instancias, lo que se demanda simplemente es que en Mallorca y sobre todo en Palma se hable con la fonética mallorquina, que es más clara y correcta que la catalana y además aquí la entendemos mejor. Lo cual no es mucho pedir.

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