En el caos no hay error

España

Dicen que acaba el verano, y que alguno va a guardar el pantalón corto y las chanclas, a pesar de la tentación de seguir llevando esa indumentaria por la Gran Vía todo el año. Dicen que la gente va a volver a trabajar, aunque muchos con la paguita no distingan septiembre de agosto.

Dicen que los responsables del Consejo de Ministros van a subir al coche oficial con algún propósito que no sea pasar el rato y contarle a los amiguetes que les conoce alguien en el ministerio dado que en la calle siguen siendo anónimos. Dicen que ahora nos vamos a poner serios para hablar de unos Presupuestos Generales que seguramente tengamos que prorrogar, y así gastar poquito en nuestro amado servicio público, y no nos apartemos de la senda europea, y vengan las inyecciones de los fondos.

Dicen que nuestro presidente de Gobierno se va a arremangar para resolver el problema de la emigración, va a organizar el mercado del trabajo y va a lanzar al mundo el mensaje de que a España no se puede venir a nado ni tomar el sol en la playa de Ceuta.

Ahora son todos legales y no nos gustan los ilegales. Dicen que tenemos unos trenes tan magníficos que nos lo quieren copiar en Hungría y que por aquí no pasamos, tampoco por los túneles del norte. Y además el CNI se ha puesto economista a examinar cuál es la empresa estratégica y cuál no. Dicen que esto es un cenagal de odio, pero que en este otoño bonito y con las hojas levemente caídas y melancólicas, vamos a ser todos hermanos, y si alguno se desmanda se le invita a cerrar el chiringuito. Dicen que a nuestro Ministro de Justicia le preocupa la independencia judicial. ¿Será verdad?. Y sobre todo que el presidente o presidenta elegida mantenga el nivel en pro de la separación de poderes. ¿Será utopía?

Dicen que esas malvadas palabras del concierto, del cupo no responden a los nobles propósitos de federalizar España, aunque los politólogos más avezados no llenen las páginas de las facultades y tertulias de argumentos que digan que no hay un Estado más descentralizado que el español dicen.

Y dicen, y dicen… En el nuevo curso político, que empieza a ser tan aburrido como cuando íbamos a estudiar al colegio y se nos hacía eterna la vida antes de las vacaciones, se nos augura mucha política. Mucho tablero de ajedrez. Mucha retórica. Muchos movimientos donde todo justifica el día a día del chalaneo. Como decían los filósofos clásicos, en el caos no hay error.

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