Cada oveja con su pareja

Cada oveja con su pareja

Tras un procedimiento sumarísimo propio de una organización y/o gobierno totalitario, el Partido Socialista Obrero Español, ese logo que sobrevive para dar nombre a la empresa familiar de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ha expulsado a Nicolás Redondo Terreros, quien fuera secretario general del Partido Socialista de Euskadi en los tiempos en los que ETA asesinaba a inocentes ciudadanos españoles por el hecho de no renunciar a serlo.

Tanto el procedimiento sumarísimo utilizado por la Comisión Ejecutiva  Federal del logo PSOE (le siguen llamando así a las reuniones de los listeros* del rebaño del caudillo Sánchez) como el oscurantismo que envolvió la decisión (después de haber acordado expulsar a Nicolás Redondo Terreros , la portavoz María Jesús Montero presumió ante la prensa de que «en este PSOE quien se mueve sí sale en la foto…») retrata bien a las claras el talante de que hacen gala los nuevos inquisidores de la «izquierda progresista» española.

La libertad no tiene cabida en el modelo de país con el que sueña Pedro Sánchez; por eso, una vez más, utiliza a su partido como campo de prueba. En la España que le gusta al moderno caudillo socialista no existe el pluralismo político, ni dentro de su empresa/partido logo PSOE ni en la propia sociedad. Quien se atreve a ejercer su libertad de expresión  es inmediatamente proscrito y expulsado del reino progresista y democrático del que las huestes comandadas por Sánchez se sienten propietarios. Quien se atreva a disentir políticamente criticando las decisiones de Sánchez, suscribiendo un manifiesto, convocando una manifestación… será inmediatamente tachado de facha… o golpista  por los prescriptores de opinión cooptados, los leguleyos que progresan con el único mérito de cabecear a la voz del amo o los medios de comunicación subvencionados o directamente comprados con el dinero de todos los españoles que publican los «editoriales».  Todos ellos reaccionan como un ejército de mercenarios y repiten inmediatamente las consignas remitidas desde Moncloa. Quien paga, manda.

Si ese es el modelo que Sánchez pretende instaurar en España, es lógico que primero lo aplique en su empresa PSOE. Sánchez no puede retirarnos nuestra condición de ciudadanos españoles ni nos puede excluir de la vida pública –aunque hace todo lo que puede- a todos los que disentimos de sus políticas y de sus métodos. Pero puede hacerlo en su rebaño con total impunidad y descaro. Y por eso lo hace con personas como Leguina o Redondo, ciudadanos españoles que ponen su dignidad por delante del carnet de su partido. Según publica uno de los medios amigo del individuo de la Moncloa citando fuentes del PSOE, a Nicolás Redondo Terreros lo han expulsado por «reiterado menosprecio a las siglas», lo que resulta bastante esclarecedor de cómo se ven ellos mismos: son un logo, una marca comercial, y no una organización política cuyos principios y valores tienen sus miembros la obligación de defender.

«Menospreciar» las siglas para defender los valores que otrora representaba el PSOE  le ha convertido a Nicolás Redondo Terreros en reo de expulsión. Defender los principios democráticos, el orden constitucional, la igualdad entre españoles, la legitimidad de los tribunales y de las leyes que s aplican en España, oponerse a la impunidad de los criminales y al borrado del propio delito, es causa de expulsión de Nicolás Redondo Terreros, que está donde estuvo siempre aquel PSOE que fue un partido político clave para hacer la Transición y construir la democracia en España. Defender  la libertad y la igualdad ha sido la causa de expulsión de Nicolás Redondo Terreros, porque las personas dignas y libres no tienen cabida en una organización que reniega de su pasado democrático y que trabaja en alegre compañía con los enemigos jurados y mortales de la democracia para demoler el orden constitucional.

A los ojos de Pedro Sánchez y toda su tropa de rupturistas y negacionistas de la democracia española, el hecho de defender los valores y principios democráticos y la Constitución que los proclama y sanciona; la separación de poderes, la libertad y la igualdad de todos los españoles ante la ley; exigir que se cumplan las sentencias y que se respete la legitimidad de los órganos que las emitieron y de las leyes en las que se apoyaron; denunciar el proceso de demolición del sistema democrático emprendido por Pedro Sánchez en complicidad con quienes han asesinado para impedir que triunfara la democracia mientras presumen  de su pasado y homenajean a los criminales y con quienes han dado un golpe contra la democracia y aseguran que volverán a hacerlo; o el hecho oponerse a que el futuro de España dependa de alianzas antisistema convierte en fachas y/o golpistas a millones de españoles que no estamos dispuestos a renunciar a los valores y principios democráticos.

Mientras coquetean y van cerrando acuerdos con prófugos de la justicia, halagan a terroristas, refuerzan sus vínculos con comunistas y populistas de extrema izquierda, mientras eligen a Otegi y a Puigdemont como socios para determinar el rumbo de España… Sánchez y su partido/empresa familiar han dado un paso definitivo –incluso para aquellos que se niegan a ver la verdad y prefieren blanquear sepulcros , «los 39», por ejemplo-  han expulsado a Nicolás Redondo Terreros. Cada oveja, con su pareja. Y es evidente que en un rebaño comandado por la gentuza citada no caben personas dignas como Nicolás.

La expulsión sumarísima de Nicolás Redondo Terreros no es un aviso para navegantes que se circunscriba entre los aún afiliados del PSOE; es un aviso para navegantes que debemos recibir como propio todos los españoles que no estamos dispuestos a que nos roben nuestros derechos de ciudadanía, a perder la libertad y a ser tratados como súbditos. Como dije, Sánchez no puede expulsarnos de España, aunque es necesario que tomemos conciencia de que hace y hará todo lo que pueda para que no sean efectivos los derechos de ciudadanía que nos reconoce la Constitución.

No se que más ha pasar para que nos levantemos en defensa de lo más sagrado…

* Listero:
 «Operario que se encarga de pasar lista al personal de una empresa, anotando las ausencias, y de repartir las nóminas».

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