Candilazos

Cachitos de sectarismo

Cachitos de sectarismo
Segundo Sanz

El ente público del régimen cada día se parece más a la cadena Venezolana de Televisión (VTV), el canal emblema de la narcodictadura chavista que dibuja una realidad paralela a la miseria y la permanente violación de derechos humanos en las calles del país latinoamericano. Que la TVE de la socialista Rosa María Mateo estaba a las órdenes del Ejecutivo frentepopulista en lugar de ser un servicio público plural, independiente y de calidad lo sabíamos. Pero la deriva bolivariana en la que ha entrado, justo en la antesala de la renovación de su cúpula que pretenden los gobernantes de PSOE y Podemos, resulta inquietante como amenaza a los pilares de la democracia.

Lo ocurrido en Nochevieja, donde se encadenaron los despropósitos a campanadas, es el último ejemplo del cariz bananero que está impregnando Prado del Rey a una velocidad de vértigo. Que taparan la bandera de España proyectada en la Puerta del Sol con un vasto macetero de rosas fue todo un gesto a los socios separatistas del Frankenstein y a los republicanos podemitas que se sientan en el Consejo de Ministros, además de un cable al jefe Sánchez para que su azote Ayuso no le volviera a ganar la partida. Y lo mismo con la censura del emotivo número de Nacho Cano al piano y la cantante Maryan Frutos con su mítico Un año más que puso la piel de gallina como homenaje a las víctimas del coronavirus. Esto lo había organizado el alcalde José Luis Martínez Almeida, también del PP, y tampoco se le podía dar bola. Ni los fallecidos por la pandemia importaron aquí a la Corporación de la administradora única, obsesionada con contentar a Moncloa politizando hasta el duelo.

Y la traca final fue la bufonada política de La 2. Porque no fue ironía fina, ni humor ácido, ni crítica mordaz, ni mucho menos una sátira inteligente, sino que fue lisa y llanamente pura propaganda de la izquierda más pijoguay. Cachitos de sectarismo. Del bueno, del fanatismo progre que pagamos todos de nuestro bolsillo. Música y rótulos con ataques directos a la oposición, con nombres y apellidos y bajando a lo personal, a la presidenta de la Comunidad de Madrid, a la Corona, al Poder Judicial, a la Guardia Civil, señalamiento de jueces, defensa del separatismo catalán, apología del infectódromo del 8-M y la ideología de género… En cambio, de Sánchez, Iglesias, Montero, Echenique o Junqueras, ni un chistecito.

Además, ni siquiera fueron originales con la canción ‘Loco Vox’ (1991) de Loco Mia, que ya usó Ciudadanos en una refriega tuitera con los de Abascal en 2019. «Cintas amarillas, gente en prisión, pasó hace tres años. Si eso, ponéis vosotros el rótulo y ya os llama Marchena». Esta cartela, una de ellas, tampoco la pensó Rufián sino los guionistas Antonio Vicente y Pablo González Batista. El primero, con guiños en sus redes a Íñigo Errejón y Alexandria Ocasio-Cortez, musa estadounidense de Podemos, rabiaba así por la manifestación del constitucionalismo en Colón: «Puede que ganéis, que cambiéis el gobierno, que pongáis otro 155, que aplastéis a todos los que creéis traidores… pero nunca dejaréis de ser los cobardes que siempre han llenado los libros de Historia de irracionalidad». La ultraizquierda en la tele de todos.

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